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Lia
Salí despavorida con el corazón a mil por hora sintiendo los pasos de Zain detrás mío. Las lágrimas no tardaron en llegar y esta vez no era culpa de mis hormonas. No me podía creer lo que estaba sucediendo era algo irreal.
— ¡Lia! — Gritaba el detrás mío, su voz se escuchaba desesperada y nerviosa. Tomó mi brazo y me solte bruscamente mirandolo a los ojos, esos que tanto me gustan y me hacían desfallecer — Dejame explicarte — le solté una cachetada que hizo que girara su rostro. Mi pecho subía y bajaba y el ardor en mi garganta era insoportable.
— No quiero saber nada ¿¡Me entendiste!? — Rugí frustrada entre dientes y nerviosa por lo que acababa de hacer.
— Te juro no es lo que crees amor —Me miró a los ojos. Los tenía rojos al igual que su mejilla.
— Se lo que vi — intenté escapar nuevamente pero el fue más rápido y me envolvió en sus brazos.
— Escuchame por favor — Murmuró en mi oído y mis lágrimas bajaban furiosamente por mis mejillas.
Salí de su agarre cuándo él lo aflojó y empecé a correr.
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Zain
Ví como Lia corría hacia su antigua habitación con lagrimas en sus ojos. Si no sabia lo que era el dolor hasta hoy lo había sentido al verla llorar. Perplejo aún en el pasillo me maldeci por lo que Sasha causo.
Sasha.
Caminé firmemente hacia la recamara y la encontré sentada en un buró justo como la dejé antes de salir.
— Tienes un maldito segundo para salir por las buenas si no quieres que lo haga por las malas — mencione recogiendo su ropa.
— ¿Sin diversión?
— ¡ES TODO!
La hale por el brazo levantándola con una mano libre y la otra lleve toda su ropa.
La arrastre por toda la casa no importandome quien la viera o no. La saqué por la puerta delantera donde algunos invitados llegaban.
— No quiero verte por mis terrenos nunca más o sufrirás las consecuencias ¿¡ENTENDISTE!? Juro por la Diosa que las sufrirás.
Ella tomó el vestido y se lo colocó sin amarrarselo se cubrió como pudo.
— ¡Qué está pasando aquí! — rugió un hombre detrás de nosotros. Era el padre de Sasha junto a mis padres.
