Lía
Llegamos a la recamara. Zain cerró la puerta detrás de nosotros con un fuerte azote. Desde que aquel hombre llegó solo me había tomado de las manos y sin mas nos encaminamos hacía aquí.
— ¿Puedes decirme que paso allá abajo? — pregunto con cautela sin mirarlo. No quería enojarlo más de lo que ya se encontraba.
— No quiero que hables con él — Demandó firme — ¿Entendido? — Elevó levemente su tono de voz y yo asentí rapidamente asustada.
Sentí como se acercaba y se arrodillaba delante de mí y así poder quedar a mi altura. Tomó mi barbilla y al fin conectamos miradas — Mírame cuando hablamos — Pidió en un susurro.
— ¿Era tu padre? — pregunté algo cohibida y el asintió.
— Solo que mi padre y los humanos no se llevan bien, por eso su actitud tan despectiva hacía ellos— Desvió la mirada — No quiero que te sientas incómoda.
— No quiero causarte problemas ..
— No los causas. Aquí mando yo y las cosas se dicen como yo las ordeno — volvió a conectar miradas.
— Apenas nos estamos conociendo Zain y no de la mejor manera — Bajé mi cabeza sin mirarlo y mis risos cubrieron la mayor parte de mi rostro — Siento que no encajaré en esto porque no pertenezco a este mundo.
— Claro que perteneces a este mundo, Perteneces a mí mundo. Perteneces desde el día que la diosa luna te colocó en mi camino; Puedo ser lo mas fuerte y valiente pero sin tí no soy nada, tu me complementas. Te necesito para que me recuerdes todos los días el porque estoy aquí, es el simple hecho de estar a tu lado — Asentí lentamente y el despejo mi cabello de mi cara sonriendome — Al menos prometeme que intentarás comprender todo.
Estaba nerviosa y en alguna parte de mi sentía temor, esto para mi era bastante serio. Era unirme a una persona que apenas estaba conociendo y me había secuestrado pero de alguna extraña y loca manera me sentía segura y protegida a su lado, más de lo que sentía con mi padrastro.
— Podría intentar — El sonrió y me envolvió en un abrazo cálido que me hizo sonreir.
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