Lía
— Hija — Susurra una voz en mi cabeza. Una figura apenas visible estaba frente a mi, trato de moverme pero no lo logro, al igual que intento verle el rostro pero es imposible — Hija — Susurran nuevamente en mi cabeza — Estoy aquí, ya estaremos juntas — Murmuró una vez más luego de que una luz interrumpiera la desesperante tranquilidad de la oscuridad en la que estaba.
Es mamá.
— No te vayas — pido suplicante. Mi voz es apenas audible, con algo de temor, Viendo la figura alejarse — Quédate por favor. Te necesito — La preocupación invade mi sistema.
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Abro mis ojos lentamente acostumbrándome a la luz emitida por los faroles en el techo. Estaba en la recamara de Zain acostada en su cama ; una chica estaba parada en el ventanal mirando el paisaje alumbrado por la luz de luna frente a ella.
— ¿Quien eres tú? — Pregunto.
Aclaro mi garganta mientras observo como la chica gira para darme la cara.— ¿Acaso no me reconoces? — Se acerca a mi sonriente mientras yo me incorporó en la cama — Es un poco incómodo no sentir nuestra conexión pequeña, Soy Nala — Sonríe de vuelta dándome cuenta de que dice la verdad.
Ahora estaba más cambiada que la primera vez. Llevaba el pelo atado en un rodete agarrado con diversas hojas y girasoles con dos varitas de cerezo cruzadas entre si, su vestido era más hojas secas que tela en un bonito recogido de lado y estaba vez si llevaba zapatos; sus armas eran las mismas que las de antes y algo que cautivó mi atención eran sus ojos los cuales estaban mucho más oscuros que la última vez.
— Lo siento pero no podía recordar ¿Que me pasó? — Toqué mi cabeza por el leve mareo del momento.
— Te desmayaste Lia y es un tanto mi culpa — Se sienta al inicio de la cama.
— ¿Porque? — Cuestiono intrigada.
— Al quitarte el dije ya no hay objeto que retenga tus poderes y por lo tanto la naturaleza de alguna forma te reclama y eso te debilita, por eso tus constantes desmayos — toma mi mano mostrándome las venas marcadas en mis brazos en forma de ramas finas cruzadas. Me sorprendo al ver eso ¡eso no lo tenía antes! La miro asustada y ella sonríe leve — No tan solo esas — se levanta hasta el tocador observando hasta tomar un pequeño espejo. Me lo muestra y me miro en el. Desde mis clavículas hasta el principio de mi barbilla habían las mismas ramas. Suelto el espejo asustada mientras toco ahí no sintiendo nada — Ya se iran, no te preocupes, es normal que ocurra esto. Ahora solo venía para entregarte esto — Saca de un pequeño bolso en su cintura el collar. Lo miro por unos segundos mientras ella se acerca a mi — Te pertenece y para que no te vuelva a pasar esto es necesario que lo tengas — murmura cerca mío mientras yo lo tomo en mis manos.
— No se si es necesario contarte esto pero — Hago una pausa mientras intento levantarme — Escuché a mi madre en mi cabeza. Incluso la podía ver, su silueta más no su cara— Aclaro.
Ella se acerca a mi poniendo su brazo en mi hombro.
— Lía, tu madre ya sabe que estás aquí. Ella y tu tienen una fuerte conexión, ya llegará el momento adecuado para que se vuelvan a ver.
— ¿Cuando sería eso? Pase toda mi vida pensando en que estaba muerta. Ahora se que vive y no puedo estar con ella — Desvío mi mirada hacia el ventanal.
— Por el momento tu debes quedarte aquí, con Zain. Él te protegerá. Es claro que tu tienes un maravilloso don que ni todas las ninfas juntas pueden sobrepasarlo sin contar con los genes de tu padre — hace una pausa — pero el problema recae en que no sabes usarlos.
— En eso te doy la razón pero el peligro es mi padrastro y, si no se controlar mis poderes, no le servire de nada — Aclaro observandola.
— Si pero tu eres un punto clave en esto, con o sin poderes puesto que si los tienes te será más fácil defenderte. Por mientras estaré viniendo para ayudarte con ese asunto — asiento — ahora avisaré que estás despierta causaste un gran furor al desmayarte.
Instuitivamente pienso en Zain y en cómo está. Ya había caído la noche lo que significa que de seguro se encontraba en casa y sabía lo que había pasado.
Nala sale mientras yo termino de levantarme. De inmediato unos brazos me envuelven arropandome por completo.
— Mía — Susurran en mi oido. Siento un deja vú al presenciar tal escena. Sonrío envolviendo mis pequeños brazos en su ancha espalda, tan así que no podía unirlos detrás. Zain olfatea mi cuello y le escucho gruñir — Estaba preocupado — Dice cerca de mi oido y de inmediato siento mi piel estremecerse.
Separa su rostro de mi cuello fijando sus orbes más verdes que azules con mi mirada.
— Perdón por causarte tantos problemas —Murmuro separandome de el.
Me toma de la mano suavemente halandome a su cuerpo llevándome al inicio de la cama sentandome en sus piernas. Rodea mi cintura con sus grandes brazos y apoya su cabeza en mi hombro.
— Tu no me causas problemas, solo me preocupo. No sabes lo que sentí al enterarme.
— Pues lo siento por hacer que te preocupes — Con algo de timidez introduzco mis dedos por detrás de su nuca subiendo a su despeinado cabello. El gruñe ante el tacto mientras apega más su cuerpo al mío si eso es posible.
— No tienes que disculparte pero no quiero volver a pasar por eso — Admite.
— Está bien — Aprieta su agarre levemente al yo tener mi respiración en su oreja.
— ¿Porque tienes esas ramas en el cuello y no mi marca? — Separa su rostro de mi cuello y me ve enojado.
— Nala dice que se desaparecerán luego, No sé porque aparecieron — me encojo de hombros.
— De todos modos. Mi marca se te vería mucho más sexy — Dice con un tono orgulloso y un tanto arrogante.
— ¿Que es una marca? — Pregunto intrigada. El vacila un momento y luego vuelve a fijar su vista en mi.
— ¿Has comido? — Lo veo mientras enarco una ceja.
— ¿Porque me respondes con otra pregunta? — frunzo mi nariz.
—¿Tu porque eres tan hermosa? — Sonrío como boba
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