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Zain
— ¿Que dijiste? — Repetí con una pose amenazante enarcando una ceja hacía él mientras volvía a pasar su mano por su frente.
— Yo la amo mucho, demasiado, desde pequeños y lo sabes aunque nunca quise admitirlo — me levanto de mi asiento acercandome amenazante sentí ponerse nervioso y al llegar a el solté una carcajada ronca.
— Puedes respirar ya Xander — indiqué mientras palmeaba su espalda y el soltaba un suspiro asustado aún.
— ¿Porque ríes? — Interrogo sin entender.
— Xander obviamente que dejaré que te comprometas con ella. Ustedes están destinados y es irremediable nosotros evitar que ustedes lo hagan — Sonríe — pero, el hecho de que ustedes tengan que estar juntos, tú seas mi amigo y nos tengamos confianza no quiere decir que ella deje se ser mi hermana. Tan solo la veo soltar una — Enumero — Una lágrima y no tendré compasión contigo — el asiente y se levanta nervioso.
— Da por hecho de que así será. No la dañare — Asiente sonriente.
— Por tu bien espero que no.
— Ya hablé contigo. Ahora falta hacerlo con tu padre — traga seco.
— Hermano. Que la diosa te acompañe — El contrae su cara de susto y yo río.
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Lia
— Así que aquí estabas — Mencionó una voz asustandome. Giré encontrándome con Zain trayendo una bandeja en sus manos.
— ¿Me buscabas? — Interrogo y el sonríe acercándose.
— ¿Tu que crees?
Posó la bandeja en la pequeña mesilla al frente de nosotros y luego acaricio mi panza.
— No es muy conveniente que estés así yo sabiendo que no te puedo tocar por tu embarazo — Mencionó mire lo que traía puesto y ahí entendí.
Rei leve
— ¿A tí quién te dijo que no me podías tocar? — enarque una ceja.
— Bueno nadie pero me conozco y se que no tengo auto control — Asiente para si mismo y yo comienzo a reír.
— Vale — Murmuro después.
El se coloca entre mis piernas tomando mi barriga entre sus manos, colocó su oído y luego susurro cosas inaudibles.
— ¿Que dijiste? — Pregunté.
— Es una conversación entre mi bebé y yo — dice con voz ronca.
— Nuestro, Y yo también quiero saber.
— No.
Asentí rendida y acaricie su cabello mientras seguía hablando. Hice caso omiso en tratar de entender que decía porque no escuchaba.
— Y a tí te amo bastante al igual que a tu mami. Tu papi te espera — Beso mi panza .
