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Lia
El chico del bosque me había ofrecido cenar con él, propuesta que no acepté luego tuve que reconsiderarlo ya que no había comido en varias horas.
Me había dado cuenta de algunas cosas sobre él, una de ellas era el distinto color en sus ojos, algo muy extraño pero a la vez intrigante. Un azul eléctrico en el ojo izquierdo y un verde bastante claro en su ojo derecho.
Ya había finalizado la cena, el momento fue silencioso pero agradable, aquel chico me había dicho su nombre, Zain.
Él me miraba constantemente y eso me incomodaba de tal forma que intentaba no verle a los ojos, aquellos que tanto me intimidaban.
— Lía — posó su ojos en los míos mientras un mechón de pelo caía en su frente — ¿Quieres salir a caminar al jardín?
Asentí levemente y una sonrisa apareció en sus bonitos labios, tomar aire me haría bien supongo.
Me levanté de la mesa siguiendo sus pasos hasta la puerta principal. La luz de los faroles alumbraban un poco y pude visualizar una hermosa entrada de piedras, a los laterales varios árboles y en el centro una gran fuente.
Zain estaba parado frente a mi teniéndome su mano, la miré con desconfianza, elevo mi vista hacía él y un rayo de tristeza pasó fugaz por sus ojos.
— ¿Vamos? — Bajó la mano y me guió por un sendero con luces brillantes.
La luz de la luna hacía juego con la bella vista del jardin. Llegamos a un pequeño banco cubierto por varios arboles alrededor. El lugar era bastante calmado y confortable, con un toque mágico e intrigante.
Giro hacía Zain el cual se debatía visiblemente en decir algo.
— Quisiera hacerte una pregunta — habló despacio después de unos segundos, dirigí mi vista hacía sus ojos expectante.
