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Lia
Me encontraba acostada cómodamente en el pecho de Zain. Este aún dormía y yo ya había despertado un rato más temprano. Mi corazón estaba palpitando desembocadamente teniéndolo así de cerca.
Sonrío leve cuándo él me abraza apegandome lo más posible a su cuerpo. Me sentía el ser mas pequeño del mundo.
— ¿Estás despierta? — Murmuró mientras su voz hacía eco en mis oídos suavemente.
— Sí — Murmuré
— Buenos días pequeña — posó su rostro en mi cuello olfateando aquel lugar gimiendo del gusto, era un hábito que había tomado y eso hacía cosquillas.
— Buenos días —Dije sonriente.
— ¿Ya te dije que me gusta tu sonrisa? — Preguntó despegando su rostro levemente del mío.
— No —murmure con nerviosismo involuntario, eso me causaba.
Nervios.
— Pues la tienes — beso mi frente — por cierto, iré ha hacer algo esta tarde. No estaré — olfateo mi descontrolada melena.
— ¿Puedo ir contigo?
— Aún no voy a arriesgarme a sacarte con lo que ha ocurrido recientemente — asentí dandole razón. Además no quería que siguiera esto de los ataques, estaba causando bastantes problemas ya, y aún no sabía de mi estadía permanente aquí . Me separé levantandome de la cama.
— Iré a ducharme — indiqué. El mostró una cara triste y luego asintió.
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Ya era la hora del almuerzo, Zain no comería conmigo como lo venía haciendo desde el primer día. Estaba incómoda sin él lo admito, es extraño estar sin su compañía cuando ya me había acostumbrado.
— Lia — Dice una dulce voz detrás mío, Anne.
— Hola señora — Saludé dándonos un beso en la mejilla. Caminamos en dirección al jardin.
— Ya eres de la familia dime Anne cariño — Menciono posando su mano en mi hombro — ¿Dónde está mi hijo? — nos sentamos debajo de una buena sombra apartadas del sol.
— Tenía que hacer varias cosas hoy en la tarde y por eso no pudo comer con nosotras hoy — mencioné.
— Se nota que ya te encariñaste con él — Anne me sonreía feliz, con un bonito brillo en su mirada
— Se podría decir que sí — Murmuré penosa y ella lo noto.
— Que no te de pena demostrar lo que sientes. Ustedes están destinados a estar, es algo natural que ya lo quieras — Me mantuve unos momentos pensativa aún procesando lo que me decía.
— No se lo que es querer — Confesé con vergüenza — pero se siente bonito lo que siento ahora.
Anne fijo su vista en mi y su tristeza era notable . No quería que me tuvieran lástima pero en cierto punto era verdad lo que decía y esta mañana me di cuenta de eso. Zain me miraba de forma diferente, me hablaba diferente, me trataba diferente. Y eso a tampoco tiempo de convivir, se sentía bonito y hasta ahora no quería perder eso.
— No te preocupes cariño. Se lo que dices a la perfección — Murmuró colocando su mano en mi mejilla — ya vendrán mejores tiempos para ti — Asentí — y no tortures tu mente pensando en cosas así, con el amor que mi hijo te brindará, el afecto de mi hija que se que te quiere y el mío espero te baste — Se le cristalizaron los ojos — ven aquí — acercó sus brazos a mi y me abrazo.
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Caminaba por el sendero que guiaba al gran árbol con luces. Ése que Zain me trajo por primera vez aquel día, me senté en la gran hamaca que colgaba de una de sus ramas. Observé una de sus tantas raíces con fascinación, esa en específico llamaba mi atención. Me apegue al árbol colocando mi palma en su raíz y de pronto una ventisca azotó mi cabello violentamente. Aleje mi mano del árbol con cierto temor ¿Que habia Pasado?
