Amenaza.

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En lo alto del cielo de la ciudad Doce, una de las fisuras se comienza a tornar de un color blanco, las grietas no suelen ponerse de ese color muy a menudo; cuando se trata de un ser divino se torna de ese color, pero cuando es un I Znat' solo se pone más oscuro.

Un relámpago de color negro salió disparado de la grieta. Nadie lo vio caer. En la zona de impacto; una silueta se va formando de entre el montón de polvo que se ha levantado.

—Edén... Nos volvemos a ver —una voz masculina apenas entendible suspiró.

Su energía es tan grande que desprende relámpagos oscuros de sus tobillos e inferior a cada paso que da. La tierra tiembla. La vida que hay a su alrededor se llena de vida.

«Sigo teniendo el don de la vida». El aura que rodeaba al sujeto se volvió densa y oscura. Todo a su alrededor murió. «Eso esta mejor», el sujeto siguió su camino.

De vuelta a la ciudad once. Ethan sale del baño de su cuarto junto con Lilian.

—Espero que no me vayas a tomar alguna especie de cariño. Después de todo, esto fue solo una aventurilla —dijo Lilian.

—No esperaba encariñarme contigo solo por un poco de sexo. Si viniste con esa mentalidad entonces te llevarás una gran decepción.

La gemela se quedó con las palabras en la boca, Ethan resultó ser más abierto de mente como para quedarse centrado en ella.

«Después de todo no eres el tipo de mujer con la que formaría una relación más seria», aceptó Ethan.

—Estoy segura que con Lilia hubieras disfrutado más, creo que ella todavía es virgen.

Expresó la gemela sin importarle mucho el secreto de su hermana. Ethan no dijo nada ante el comentario. Le da igual si son puras o ya no, si encaja en los gustos de él, lo demás no importa.

—Ya terminaron —Ciel estaba sentada en el sofá individual de la sala que da la cara a las escaleras. En sus manos sostiene un libro con una portada de color jade. Sus piernas blancas se muestran gasta los muslos por el pantalón corto de color oscuro que tiene puesto.

Ethan y la gemela se quedaron perplejos. Ciel volvió su mirada a la lectura que dejó pendiente. Los otros dos chicos se quedaron más tiempo petrificados.

—¿Te vas a quedar ahí parado o irás a dejar a la chica a la salida? —las palabras de Ciel causaban algo de miedo en la gemela.

«No es como la recuerdo. Era más reservada y no hablaba de esa forma, estoy segura», pensó Lilian.

—No te pongas celosa —bromeó Ethan, y de inmediato se dio cuenta que ese comentario no estaba muy bien pensado.

La mirada sombría de Ciel dejó muy en claro que no volvería a tolerar una broma como esa.

—Yo me voy, tengo cosas que hacer —Lilian salió apresurada de la casa de Ethan.

Diana mira desde la puerta de la cocina las cosas que suceden en la sala. No quisiera meterse en una pelea entre ellos dos.

—Perdón. No quería decir eso... me dejé llevar por el momento —Ethan por poco comenzaba a sudar.

Los ojos plateados de Ciel miraron el pecho sobre la camisa gris de Ethan. Sus ojos se toparon con una creciente de energía que emana de la caja torácica de Ethan.

—¿Qué planeas hacer? —Ethan comenzó a acumular energía en la planta de sus pies. Sus posibilidades de ganar una pelea contra ella son nulos, no hay porcentaje en su barra de oportunidad.

¡El Amor NO Cae del Cielo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora