Presencia Indeseada.

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El campamento se había establecido a varios kilómetros más afuera la zona de tormenta de Edén. En una de las carpas que estaban instaladas, más específicamente la carpa que tenía el sello de una cruz roja grande, ahí se encuentra Ethan inconsciente.

En sus sueños, él se encuentra parado en ese cubo perfecto de tierra y césped. A los cuatro lados del cubo, esas escenas de la ciudad en su pasado, presente y futuro de su pasado se han detenido. Solo se puede apreciar la imagen de un inmenso cosmos que se extiende de forma inexacta hasta donde la vista puede alcanzar.

-¿Qué es lo que hago aquí? -Se preguntó el joven. Su mirada voltea a todos lados.

A diferencia de la última vez que soñó el mismo panorama, ahora esta soleado y el mar azul se extiende por todos lados, ahora una pequeña isla de tierra amarilla ha salido del mar que no parece tener fin.

-Has sido débil de nuevo, Ethan -Una voz proveniente de ningún llenó los oídos de Ethan.

-No podía ser de otra forma, no hay nadie en el mundo que sea invencible con la guardia baja. Incluso tú podrías perder si te toman comiendo mon...

El joven se dio cuenta que hablaba con esa voz como si la conociera de toda la vida. «¿Qué es lo que estoy haciendo?», pensó el joven y se sentó en el pasto.

-Eso es verdad, nadie puede estar siempre con las defensas tan altas, siempre hay un descuido, siempre hay un parpadeo, una grieta, una falla. Incluso los Dioses deben dormir, incluso los Dioses deben de cerrar sus ojos, incluso los dioses deben de bajar la guardia -La voz parecía estar cercana al oído de Ethan, pero no había nadie ahí más que él y el infinito mar.

-Pero los Dioses no son tan tontos como para bajar la guardia delante de algo desconocido -habló Ethan arrancando dos hojas del césped.

-Eso también es correcto, nadie sería tan estúpido para hacer eso, pero tú lo has hecho, incluso sabiendo que era lo más tonto que podías hacer, entonces solo queda... ¿Por qué bajaste la guardia?

A la mente de Ethan llegaron los sucesos que pasaron antes de que Samuel matara a todos los demás y solo dejara vivo a los de su grupo. Fue por la acción de un chico. No se convenció mucho de que Samuel fuera el único oficial que bajara del vehículo y cuando volvió a inspeccionar el transporte, vio con horror como todo en la cabina era una carnicería. Uno de los dos oficiales estaba abierto del estomago y tenía todo el relleno de fuera, incluso se veía que se había orinado del miedo. El otro oficial había sido atravesado en el pecho, cuello y cabeza por las costillas del oficial que estaba abierto.

Samuel los eliminó en cuestión de segundos, Ethan no pudo siquiera activar algunas de sus habilidades, Samuel sabía que era él quien más posibilidades tenía de detenerlo. Por eso lo atacó rápido. Ethan lejos de querer atacarlo una vez suelto, pensó que sería mejor observar el porqué no lo había matado cuando tuvo la oportunidad. Eso le dejaría la duda a cualquiera.

-No es que la haya bajado. Nunca me mantuve en guardia -respondió Ethan sin sentir pena.

-No lo entiendo -La voz se escuchó con duda.

-Convivo con una ángel, la presencia de Samuel es raramente similar... no del todo y me costó comprenderlo, pero cuando lo sentí fue el momento en el que atacó.

Ethan miró el cielo azul, el sol en alto, pero no le molesta estar totalmente expuesto al sol, se siente cálido, como si fuera un sol a punto de ocultarse, pero que se encuentra en el punto más alto del cielo.

-No es una ángel cualquiera, lo sabes. Incluso en los libros de historia se han descrito algunas de las habilidades de los ángeles durante la guerra. Lo sabes.

¡El Amor NO Cae del Cielo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora