Tres Mil Años y Poco Más.

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Las extensas tierra amarillas se pierden a lo lejos, el cielo oscuro y lleno de rayos vuelven la vista algo bastante genial a la vista de todos los jóvenes que van a participar en la exploración que se llevará acabo durante los siguientes cinco días.

Ethan va en un vehículo militar, su paz fue perturbada cuando las chicas que conocen se metieron en el mismo transporte que él.

—Las cosas no deberían de haber salido de esta manera —suspiró Ethan al recordar que estaría cinco días con ellas en un lugar que no conoce.

—No deberías de decir eso, vengo contigo. Nada puede ser peor —expresó Sealtiel.

«Tú no eres parte de mis problemas... Sabes cuidarte sola, no es necesario que yo me ande con el pendiente de ti, pero las otras chicas son un problema», pensó Ethan mirando a Vanessa, su mayor preocupación; luego a Lauren, quien le ganó en el torneo y a la que le rechazó una comida amigable con sus amigos.

Los vehículos se detuvieron al mismo tiempo, delante del convoy militar se encuentra una base hecha de casas de tela de un color blanco y azul. Las puertas del vehículo se abrieron dejando entrar el abrumador calor del desierto que domina el exterior. 

Los diez chicos que iban en el transporte bajaron, lo mismo sucedió con los demás vehículos. Seis vehículos con diez personas cada uno, más los cinco camiones con miembros de la policía anti-I Znat'. 

De un transporte distinto al de todos los demás bajó el Teniente Álvaro acompañado de sus dos asistentes.  

«Ese chico perdió a propósito en el torneo... no encuentro razones para que oculte su poder», pensó Sealtiel al ver como aquél chico se ponía hasta enfrente de toda la multitud.

—Antes de continuar. A cada uno se le entregará un documento, lo leerán en privado y decidirán si lo firman o no. Lo que ocurrirá después de que firmen lo sabrán en el mismo papel que firmen.

Dijo Álvaro y sus asistentes fueron pasando cinco hojas de color blanco con algo inscrito en los papeles y con los sellos de: Protección civil, el gobierno, Milicia y la corte de justicia. 

Cuando Ethan vio todos esos sellos solo significo una cosa para él; lo que sea que esté del otro lado del desierto es mantenido bajo secreto absoluto. Los siguientes ocho minutos los pasarían leyendo y pensando en si firmar el contrato para seguir con la expedición ó, firmar el contrato en la segunda hoja y retirarse de la expedición. 

Las hojas de Sealtiel ya estaban firmadas, solo le dieron el documento para que lo leyera y se enterara de las cosas que debía de evitar hacer y decir después de los siguientes eventos. 

 «¿No divulgar nada de lo que vean en el exterior? ¿Qué clase de cosas nos están haciendo firmar estos sujetos», pensó Ethan, ya no era posible retractarse, ya lo había firmado, más que nada por curiosidad, dejando de lado lo que le dijo a Sealtiel.

Al final, solo treinta y ocho jóvenes se quedaron, todos los demás decidieron retirarse ante el miedo que les dio leer todas las cinco hojas que se les entregaron. Una de sus clausulas era: "Esta permitido asesinar a personas desconocidas: no son acreedoras de un castigo por parte de la ley. Todo lo que suceda fuera del limite se considera hostil a los miembros de la exploración".

—Será un paseo muy largo y extraño —comentó Vanessa acercándose a Ethan por la espalda.

—Eso creo. El documento decía cosas raras. 

Sealtiel solo se limitaba a ver como las pocas chicas que se habían quedado le prestaban atención a Ethan, él, sin ser muy atractivo era un gran partido. Posible candidato a uno de los primeros puestos del ranking, su mirada fría y sus ojos son lo que lo hacen resaltar más, su actitud desinteresada vuelve locas a las chicas, en especial a Nere. 

¡El Amor NO Cae del Cielo!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora