Siento tanta impotencia dentro de mi que me gustaría salir de este lugar, correr tan lejos y que nunca nadie me encuentre. Necesitaba gritar y sacar todo lo que estaba sintiendo ahora mismo del pecho porque la sensación era tan dolorosa que guardarlos dentro dolía.Mis pasos vacilan a medida que voy entrando al salón otra vez, busco con la mirada a Patrick y ahí lo encuentro con el señor De Rosa y su hija la rubia al lado. Ruedo los ojos mientras camino hacia él porque sé que necesita de mi ayuda y no puedo dejarlo solo.
—¿Dónde te metiste?- murmura por lo bajo mientras habla lo poco que sabe de italiano para presentarme a los aludidos formalmente.
— Ciao signore, è un piacere incontrarvi. Sono Jinx Valls.- el hombre me sonríe amablemente mientras nos damos un apretón de manos, intento sonreír cuando me dirijo a su hija- Signorina...
—Es ist wieder diese dumme Frau.
Mi sonrisa no dura mucho tiempo cuando veo que el señor De Rosa le dice algo a su hija después de soltarme aquella frase en alemán que seguramente no ha sido algo bueno de oír. Estoy a punto de decir algo pero las manos de Patrick en mi cintura me lo impiden.
— Ella no es el objetivo, recuerda.
Aprieto mis puños y trago mi orgullo para comenzar a hablar con De Rosa de negocios. Le explico que en España sus tiendas son muy reclamadas por la gente y que queremos ser los primeros en llevar a las tiendas De Rosa a nuestro centro comercial que, a decir verdad, es uno de los más visitados en todo Madrid por la variedad de tiendas que hay. Él parece interesado en el tema y nos dice que nos pasemos a su oficina para aclarar algunos puntos con respecto a la comercialización entre otros temas.
— Ci vediamo domani alle 5 del pomeriggio.- asiento satisfecha por su respuesta- Passerò l'indirizzo per posta.
— Molte grazie, signore. Ci vediamo domani.
Nos despedimos de ellos y antes de que se vayan, Luciana me da una mirada que si no fuera la hija de ese señor le daría una ostia sin dudarlo.
— Te juro que no la aguanto, no sé que demonios le pasa conmigo.
— Bebe un poco, no vale la pena. - me pasa el champán y me sonríe de oreja a oreja - Menos mal que apareciste, no entendía nada de lo que decían.
— A lo mejor esa tonta también te dijo algo y no te enteraste...¿Ves qué es importante aprender idiomas?
— No empecemos.
Río y el bebe de un trago su copa. Ya no hay mucha gente en el lugar pero aún así, la gente aprovecha para hacer negocios e intercambiar palabras para establecer cierta amistad.
— Por cierto, — levanto las cejas en su dirección esperando sus palabras— estás preciosa hoy.
Aunque Patrick no me mueva el tapete, es imposible que mis mejillas no ardan ante semejante alago por su parte.
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Cuidado con el alemán #1
RomanceEn edición. Primer libro de la trilogía Cuidado. Decidme que ese de ahí no es el jodido alemán que me trastornó la cabeza en mi adolescencia. Por Dios, decidme que ese que va acompañado de una avispa andante no es el mismo idiota que pasaba de mi cu...