Capítulo 43

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—¿Viene con nosotras?

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—¿Viene con nosotras?

—¿Algún problema con eso?

—Ignórala, Kai.— pronuncia Liberty— Está de malhumor.

—Como siempre.

—¿Qué dijiste imbécil?— Ava quiere saltar sobre él pero soy rápida y la tomo por el brazo.— Da gracias que eres su hermano que sino te daba un par de hostias en toda la puta cara.

—Si, seguro.

—¿Se puede saber que coño os pasa a los dos?

—Que tu puto hermano me jodió un ligue, eso paso. No quiero que vuelva a arruinarme la noche.

—Perdona por salvar tu culo de aquel gilipollas.

—Ya te he dicho que yo no soy tu puta hermana, a ver si te entra eso en la cabeza de una vez.

Si pudiera cortarle la lengua a estos dos lo haría encantada, de verdad.

—No te metas donde no te llaman, Kai.

—Iba a irse con el gilipollas de Carlos, Jinx. ¡El puto Carlos!

—¿Qué? Ava, debes de estar demente.

—Dime algo que no sepa, Liberty.

—¡Ese tío es un cabrón!— suelto yo — Era uno de los amigos de mi ex y lo conozco tan bien como para agradecer a mi hermano por impedir que te fueras con él.

—No lo sabía, aún así...— fulmina a Kai con la mirada— Puedo cuidarme yo solita.

¡Pero qué calor hace aquí!

Creo que he bailado por lo menos tres horas desde que llegamos a este club, era uno de esos que destacaba por la variedad de música que ponían y a pesar de que hasta el momento lo he pasado bastante bien, aquí estoy yo otra vez con mi culo de regreso en nuestra mesa y con una cerveza en la mano. Mis amigas se la están pasando bastante bien y mi hermano tampoco se queda atrás, ya ha conseguido un ligue para esta noche y está aprovechando que mañana no tiene que currar.

Este no es mi ambiente.

Sin pensármelo mucho, sobre las 3:30 de la mañana acabo saliendo del lugar después de convencer a mi hermano para que se quedase con las chicas y que no se fuera conmigo. Sé que era el hermano menor pero actuaba muy protector cada vez que me tenía a su alrededor, me resultaba tierno por su parte pero algunas veces tenía ganas de matarlo, la pobre Rose la iba a tener bastante complicado una vez que sea mayor.

— Que pesado eres, joder. — Liberty empuja a mi hermano lejos de la puerta del taxi —Envíanos un mensaje a penas llegues a casa. ¡Señor ya puede arrancar!

Y sin más, me voy de regreso a nuestro piso. Hay mucha peña por las calles, la mayoría son chavales que están de botellón por las calles de Madrid, jamás entenderé como los padres dejan a sus hijos, la mayoría menores, reunirse para estas cosas. Que yo recuerde, mamá nunca nos había dejado irnos por ahí hasta que cumplimos la mayoría de edad y aún así siempre nos advertía que no nos quería ver borrachos o colapsando por la calle.

Cuidado con el alemán #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora