Capítulo 15

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Voy a matar a Ava

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Voy a matar a Ava.

— ¿Recuerdas aquel videojuego ultra mega interesante del 2006?— abro mi boca para decirle que no pero no me lo permite, qué es lo que viene haciendo desde que llegamos aquí — Pues ese lo creé yo, es divertido porque surgió mientras comía un enorme plato de mariscos.

«¿Qué le he hecho a la vida para que me haga pasar por semejante cosa?»

Apoyo mis codos sobre la mesa y pretendo escucharle cosa que he dejado de hacer cuando me he dado cuenta que ese tipo era más raro que el burro de Shreck. Cuando lo vi sentado en una de aquellas mesas del restaurante con una americana verde y unos pantalones cortos negros, me había dado la sensación de que esto no iría muy bien y no precisamente por la ropa extraña que llevaba si no que cuando abrió la boca, comprobé con que clase de persona Ava pretendía juntarme.

Cuando se le metió por la cabeza la idea de subir una foto mía a esas páginas de encontrar pareja pensé que me estaba tomando el pelo, pero cuando me llegó un mensaje a mi correo vi que esa mujer me había programado una cita y no saben lo mucho que grité cuando la tuve delante.

—¡Pero lo hice por ti!— exclama en mi dirección — No puedes pasarte todo el día encerrada aquí después de llegar del trabajo. ¡Tienes que salir y divertirte.

—Sabes que no me va la vida nocturna, Ava.

—¿Y quién habló de salir de fiesta?— extiende un papel con una dirección escrita en el— Ve, alguien estará esperando por ti en ese restaurante y quién sabe, a lo mejor te acaba gustando.

Tomo la copa de vino de un sólo trago. Era la peor primera cita a ciegas a la que iba y ya quería salir corriendo a penas pudiera. Él sigue hablando de sus creaciones y de lo bueno que era jugando a los videojuegos cosa que a mi nunca me gustó ni un poquito pero no soy tan mala como para decirle que se callara de una vez.

«Este hombre hablaba más que un loro doméstico.»

— Y así conseguí matar al señor Ruberski.— sonríe satisfecho llevándose un trozo de carne a la boca.— ¿Quieres que te hable de mi nuevo proyecto? Va de un...

—¡No!— exclamo y le dedico una sonrisa de medio lado, en realidad quería coserle la boca — Me encantaría escucharlo pero me tengo que ir. — le miento en la cara pero él no lo nota. Me pongo de pie y me dispongo a alejarme de la mesa.

—Eh, Jinx.

—Si?— giro con una sonrisa falsa en mis labios y él rasca su barbilla.

—Necesitas dejar tu parte de la cuenta.

«¡Maldita sea la hora en la que acepté hacer esto!»

Se empezaba a notar que el verano ya se iba acabando a medida que los días pasaban y el calor ya no era tan asfixiante como antes. Subida en mi coche manejo tranquila hasta la casa de mi hermano, hoy era la esperada noche familiar que mi madre organizaba cada fin de mes para que todos nos pongamos al día de la vida del otro aún cuando ya la teníamos encima nuestro las veinticuatro horas del día.

Cuidado con el alemán #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora