Capítulo 20

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¡Espero que disfrutéis del capítulo!

Hubo un tiempo en el que pensé que pasaba algo conmigo, tenía que existir algo en mi para que los chicos no se acercan más que a pedir un par de apuntes de clase y que ninguno pusiera sus ojos en mi

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Hubo un tiempo en el que pensé que pasaba algo conmigo, tenía que existir algo en mi para que los chicos no se acercan más que a pedir un par de apuntes de clase y que ninguno pusiera sus ojos en mi. Pero luego me di cuenta de que no siempre vas a encontrar el amor en tu clase, estaba tan cegada por mis paranoias que no había visto con detenimiento a uno de los chicos que iba conmigo a la academia de idiomas. Salimos por un tiempo pero la relación no funcionó y decidimos seguir como amigos, digamos que a los 17 años uno no se puede esperar mucho de una relación.

Después de aquel chico de la academia llegó un año después el idiota que tenía ahora mismo delante y con una mano sobre mi muslo. Cuando le conocí por primera vez no podía parar de reír delante de la cámara del móvil y no era porque él fuese divertido, simplemente no podía evitar reír por los nervios que me producía aún estando a kilómetros de distancia. Siempre pensé que eso de enamorarse de alguien a distancia era una tontería hasta que me pasó a mi y me tuve que tragar mis palabras.

La cuestión es que no sé que hacer para quitármelo de encima y no acabar atrayéndolo hacia mi boca, porque vaya...sus labios tenían el poder de hipnotizar a alguien si los mirabas por mucho tiempo.

<<Piensa algo rápido maldita sea.>>

—Me estoy meando.

<<¡Pero qué acabas de decir!>>

—¿Qué?

—¡Qué me estoy meando dije!— <<Oh Dios, mátate de una vez chica.>>— Y si no me dejas ahora me haré encima y ya tengo suficiente con la mancha de café.

Strom me mira sin poder creérselo antes de empezar a reír y soltarme de su agarre, no me lo pienso dos veces para salir corriendo hacia el baño. Una vez dentro, apoyo las manos sobre el lavabo y me echo un vistazo a través del espejo, mis mejillas sonrojadas hablaban de como me sentía ahora mismo.

No sé si la palabra avergonzada sería la más indicada para mí pero creo que gilipollas, me vendría como anillo al dedo. Si es que yo en el fondo sabía que algo así podía llegar a pasar, ya me estaba resultando extraño no haberle soltado alguna burrada desde que nos vimos por primera vez.

Para cuando vamos de regreso a la planta de arriba, donde se encontraba la oficina de Patrick, él se mantiene detrás de mi como si me vigilara los pasos cosa que después de la burrada que le solté lo agradecía un montón ya que me imaginé que se metería conmigo por lo que pasó antes.

—¿Te llevas bien con él?— elevo una ceja en su dirección, está sentado en el sofá mientras que yo me acomodo en mi escritorio.

— ¿Y tú con ella?

—Se me olvidaba de que eras buena con el juego de palabras.— dice y se cruza de brazos, no entiendo como puede estar tan relajado ahora cuando hace nada estaba hecho un robot al lado de Luciana.

Cuidado con el alemán #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora