Capítulo 58

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Hola, este es el penúltimo capítulo de #CCEA. ¿Listas para despediros de el?

 ¿Listas para despediros de el?

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Todos parecen estar tan pendiente de lo suyo que a penas han notado la ausencia de Luciana en la sala.

Mis ojos están puestos en ambos, camino intentando hacer el mínimo ruido posible. Parece que su discusión es seria porque de forma inconsciente me han traído hasta un salón vacío que estaba lo suficientemente alejado del ruido y de la gente que había ahí abajo.

Decido quedarme fuera y esconderme detrás de la pared que separa el pasillo del salón, desde aquí podía ver y oír todo sin ser descubierta. Me sudan las manos de lo nerviosa que me siento al estar en esta situación.

Camino intentando hacer el mínimo ruido posible.

— Aléjate de mi padre.

Luciana es la primera en hablar y para sorpresa mía, en inglés. La elegante mujer se cruza de brazos y Blitz toma asiento en uno de los muebles.

— Trabajo para él, no puedo hacerlo.

— ¿Cuándo vas a parar? ¿Cuándo piensas dejarme en paz? ¡Estoy cansada de esto!

— Eso se llama karma y no se puede detener cuando tú quieras.

— ¿Qué te hice para que me odies tanto? No sé como pude...

Trago saliva cuando veo a Blitz ponerse de pie en un rápido movimiento para llegar hasta donde se encontraba Luciana, cerca de la ventana que daba a la gran ciudad. La mano de Blitz aprieta la mandíbula de la rubia y yo estoy más confundida que nunca.

— Me dejaste para irte con él, ¿eso te parece poco?. Siempre estabas de su lado, ni siquiera me tuviste en cuenta en ningún momento.— mantiene su agarre sobre ella y ahora está tan cerca de su rostro que me atrevería a decir que está vacilando un poco al tener sus labios casi rozando los de ella.— Du bist eine verdammte Schlampe.

El sonido de la palma de su mano sobre la mejilla de Blitz retumba por toda la habitación.

Idiot! Yo nunca estuve contigo, ¿quieres que te recuerde de quién era novia?

Mi corazón se detiene por un segundo.

— No intentes echarme toda la culpa a mi. Tú también quisiste lo mismo.

— Si y no sabes lo mucho que me arrepiento de eso, ahora podría ser feliz al lado de Strom.— intento asimilar las palabras de la alemana— Nunca debí engañarlo y mucho menos con alguien como tú.

— Bueno pues lo siento, ¡ya lo hiciste!.

— Deja en paz a Strom, déjalo ser feliz. Él nunca intentó hacerte daño.

Cuidado con el alemán #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora