Miro mi aspecto en el espejo. Camisa negra con estampados, falda blanca por encima de las rodillas y un par de tacones color pastel, dejo el pelo suelto como la mayoría de las veces. Asiento satisfecha después de comprobar de que he tapado de forma decente la hinchazón en mis ojos que por suerte, había pasado casi desapercibida por mis amigas desde que ayer llegué más tarde de lo habitual.
¿Dónde estuve?Metida en el coche sacando todo lo que había guardado durante las últimas horas después de enterarme que la persona a la que había dado todo mi corazón no era más que un mentiroso. Lloré como nunca lo hice en mi vida, ni siquiera lo hice cuando mis relaciones amorosas terminaron, solo estuve en dos serias y aún así no me dolió con la misma intensidad que ahora.
No podía permitir que tanto Ava como Liberty me vieran de esta forma, destrozada, tenía miedo de que pudieran hacer algo y yo no quería verme más envuelta en el asunto, ya me habían avergonzado lo suficiente como para dar la nota otra vez.Cierro los ojos y tomo una pequeña bocanada de aire. Escucho ruido proveniente de la cocina, tomo mi pequeño bolso blanco a juego con mi atuendo y salgo por fin de la habitación.
— ¡Hay creps para desayunar!— exclama Liberty sonriente mientras cocina, busco con la mirada a Ava.
—¡Holita!— exclama alguien desde abajo.
Y cuando digo desde abajo...
Salto por la impresión que me llevo al ver a Ava tumbada sobre la alfombra del comedor que se encuentra justo al lado de la cocina. Liberty ríe y yo me llevo una mano a la boca sin dar crédito a lo que estoy viendo, ¿qué diablos lleva en la cara?
—Antes de que digas nada es un LED Mask.— responde sin necesidad de que le pregunte algo— Y deberías comprártelo.
— ¿Ya estás gastando dinero en internet?
—Es una buena inversión. Tengo que cuidar esta hermosa piel.— entrelaza sus manos sobre su vientre y cierra los ojos.
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Cuidado con el alemán #1
RomanceEn edición. Primer libro de la trilogía Cuidado. Decidme que ese de ahí no es el jodido alemán que me trastornó la cabeza en mi adolescencia. Por Dios, decidme que ese que va acompañado de una avispa andante no es el mismo idiota que pasaba de mi cu...