Capítulo 26

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Las últimas semanas habían sido las más felices de toda mi vida, jamás había experimentado tanta alegría en tan poco tiempo. De alguna forma acabé dándole el sí tan esperado que Strom quería escuchar ahí, en medio de un restaurante de comida china con alguna gente curiosa a nuestro alrededor.

Al principio pensé que estaba delirando y tuve que parpadear un par de veces para darme cuenta de qué de verdad estaba pasando, que por fin la persona que se había robado mi corazón hace años arras me estaba pidiendo que sea su novia en ese mismo momento.

Oh, mi pobre corazón.

Por un momento pensé que me iba a dar un infarto allí mismo.

Después de eso, cenamos en paz aunque debo decir que yo era más tímida de lo normal y si él lo notó, no se metió conmigo en ningún momento al contrario, fue muy atento. Esa noche vimos las estrellas desde una de las terrazas de la cafetería a la cuál habíamos ido antes de emprender camino a nuestras respectivas casas aunque en su caso, a su hotel.

Hablando de hotel...

—No sabía que Luciana se hospedaba en el mismo hotel que tú y tu compañero de guardia.— susurro por lo bajo para que la aludida no escuche— Pensé que se estaba quedando en la casa de verano que tienen sus padres aquí.

—Por motivos de seguridad el señor De Rosa prefirió que su hija se hospede en un hotel con nosotros a su alcance.— está de pie como una muralla en una esquina, de alguna forma Luciana acabó arruinando nuestros planes cuando se presentó aquí con ganas de trabajar.

—¿En serio? No se trata de Madonna, estamos hablando de Luciana De Rosa, no es tan conocida, verdad?— formulo una sonrisa cuando la castaña teñida sale de nuestro campo de visión. Veo a Strom sonreír como si yo hubiese dicho algo increíble.

Camino hasta la máquina de café que se encuentra justo al lado del rubio e introduzco las monedas y espero por mi café que no tarda nada en hacerse.

—No es Madonna pero algo famosa es.

—Si tú lo dices... — le doy un sorbo a mi café y apoyo mi cuerpo en aquella máquina.— No entiendo por qué vino si sabía que Patrick hoy no estaría.

— Nos pidió a Jonas y a mi traerla hasta aquí para ver como iban los arreglos de la tienda.

Jonas.

Ese hombre era aquel que siempre se quedaba en la entrada del edificio esperando por ella. Por lo que me dijo el alemán, Jonas también era guardaespaldas de la avispa pero por alguna razón el único al que ella mantenía a su lado a todas partes que iba era a Strom.

— Hay algo que aún no me gusta.

—¿Yo?

—Tu no, idiota. — mierda — Lo siento, estaba hablando para mi misma.

—Da igual, me conformo con saber que te gusto.

«Joder, maldito hábito de hablar en voz alta.»






Mientras tomo mi bolso para por fin irme de aquí, veo como Strom se marcha obedeciendo las órdenes de su jefa.

— Veo que eres buena en tu trabajo.

«¿A qué viene esto?»

—¿Gracias?

Una sonrisa de esas falsas aparece en su rostro, me cruzo de brazos cuando la veo acercarse hasta mi escritorio.

—Trabajas muy duro tanto dentro como fuera de este lugar, me sorprende mucho tu desempeño.

—¿Qué es lo que quieres exactamente?— sus palabras han conseguido ponerme de mal humor.

— Yo no quiero nada, simplemente quería felicitarte.

—Ya y yo me chupo el dedo.— murmuro.

—¿Perdón?

—Lo siento, olvidé hablar en inglés por un momento. — ella me sonríe por última vez.

—Ya hice lo que me pidió, señorita.— la voz de Strom consigue que las dos nos fijemos en él.

—¿Usted también se iba verdad?— pregunta la avispa.

—Eh, si.

Caminamos hacia el ascensor con Strom detrás y cuando las puertas se cierran empieza mi verdadero tormento. Luciana a empezado a hablar en alemán, no tengo idea de lo que está escupiendo por esa boca sucia que tiene pero claramente puedo ver como su cuerpo se apega cada vez más al costado del rubio.

«¡Hay espacio de sobra para lis tres gatos que somos!»

Desde atrás, espero que Strom me mire aunque sea por encima de su hombro pero él se mantiene firme como un robot y no se aparta a pesar de que casi la tiene encima de él. No sé que pasaba con ese hombre, podía entender que su trabajo consista en estar casi las 24 horas del día detrás de Luciana pero otra cosa era la ética que personalmente no era lo que yo estaba viendo ahora mismo. Es verdad que el rubio no se había acercado al cuerpo de la teñida pero tampoco se había alejado aún sabiendo que su novia, que por cierto nadie aún sabía que lo era excepto mis dos amigas, estaba viendo todo desde atrás.

La jodida mujer seguía balbuceando cosas en alemán que sonaban tan dulces de escuchar que solo esperaba que en español no lo fueran.

Me paso una mano por el pelo con cierta impotencia y cierro mis manos dejándolas en forma de puño, cuando veo como las puertas se comienzan a abrir me adelanto y camino lejos de ellos.

«Jodido alemán y jodida avispa.»

Ya podían irse los dos a tomar viento fresco porque yo ya había visto suficiente por hoy.

Ya podían irse los dos a tomar viento fresco porque yo ya había visto suficiente por hoy

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SE PUSO BUENO ESTO!!!!

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¡NOS VEMOS!


Cuidado con el alemán #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora