Capítulo 57

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— Tienes que relajarte, ya todo está hecho

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— Tienes que relajarte, ya todo está hecho. ¿Qué puede salir mal?

Mi cerebro intenta retener las palabras de Liberty en todo momento, por algo es la más lista del grupo, tenía que relajarme y tomar las cosas con calma. Asiento en su dirección con una sonrisa, no sé qué haría sin ella y sin...

— ¡Ta-da! ¡Mirad que he conseguido!

Ava cierra la puerta con uno de sus pies y camina hasta la cocina con sus altos tacones negros, trae consigo dos bolsas en cada mano y cabe destacar que son enormes. Pero eso no es todo, ha vuelto a disfrazarse para hacer de las suyas.

Su típica peluca rosa con flequillo resalta sobre el conjunto negro que ha decido ponerse hoy y ni hablar de las gafas negras, no sé cómo puede pensar que vestida así pasará desapercibida al contrario, sería la primera persona en la que me fijaría si la encontrase por la calle. Por alguna razón, hasta ahora, la idea le ha funcionado.

— ¿Qué son esas bolsas? No me digas que fuiste otra vez a la tienda de tu tía.

— Qué más da, Jinx. No seas aguafiestas.— se quita las gafas de sol y sonríe enseñando su sus perfectos dientes— Tomad, esto es para vosotras.

—Ava, la tienda de tu tía es muy cara. ¿Qué haces trayéndonos cosas?

— Liberty, ¿hace falta que te recuerde quién es mi tía? Ella es buena en hacerme descuentos.

— No es por eso, Ava. Si tu familia se entera de lo que estás haciendo la única perjudicada serás tú.— pronuncio.

El brillo de sus ojos desaparece por un momento pero no tarda en volver a recomponerse. Se quita la peluca y nos entrega a una bolsa a cada una.

— Agradezco mucho vuestra preocupación pero lo tengo todo bajo control y ya sabéis que no me gusta hablar del tema. Eso es para vosotras, lo compré con el dinero que me dieron, sí que pagan bien.— esto último me lo dice a mí.

Con cierto cuidado, saco la caja que se encuentra dentro de la bolsa, es negra y tiene un lazo rojo enrollado a su alrededor pero eso no es lo que me sorprende. Paso los dedos sobre el nombre que viene escrito sobre la gran caja.

— ¿De Rosa?

— Ah, eso. Patrick me dijo que te lo diera. ¿Aún sigue coladito por ti?

— Ha conocido a alguien y creo que le ha estado yendo bien.— digo y me apresuro a abrir la caja— Vaya...es...precioso.

Saco el vestido de la caja con cierta torpeza, la sensación de la seda entre mis dedos es increíble. Es un vestido largo dorado, con una apertura en el lado que hace que una de las piernas destaque, tiene transparencias en la parte del escote en V y la pedrería cubre bien la zona de los pechos. Uno de los detalles que me llama la atención es que el escote conecta con una especie de collar en la parte del cuello de forma que esta se ajusta a ella dándole un toque más elegante.

Cuidado con el alemán #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora