¿Es normal sentir que me va explotar el corazón en cualquier momento?
Normal o no, creo que esa respuesta no puedo encontrarlo en el buscador del móvil.
Suspiro y meto las manos en los bolsillos de mi abrigo rojo mientras levanto la mirada hacia el cielo gris en medio del centro de Madrid. Strom y yo habíamos quedado en dar una vuelta por la ciudad y luego ir a cenar a algún restaurante que encontremos por la zona.
<<Strom.>>
Murmuro por lo bajo y sin poder evitarlo una sonrisa aparece en mi rostro.
Tras el espectáculo que dio Patrick en nuestra casa conseguí que Strom Ackermann se fuera a su hotel y aunque no fue fácil, la llegada de mis amigas a casa ayudó mucho ya que él vio que no me iba a dejar a solas con un hombre borracho tirado en el sofá. Cuando me refugié en mi cama pensé que caería rendida ante el sueño pero a pesar de que intenté dormir no conseguí hacerlo, no podía sacar de mi cabeza al alemán que minutos antes me había besado pidiendo que intentemos esto que habíamos intentado iniciar años atrás. Durante toda la noche me dediqué a recordar nuestras conversaciones pasadas, me sorprendía que aún permanecieran frescas en mi memoria, normalmente soy una persona mala para almacenar recuerdos. Todo eso me hizo pensar en todo el tiempo que tuvimos que esperar para llegar hasta aquí, tenía 18 años cuando lo conocí por primera vez y ahora con 27 una sensación extraña se apoderó de mi pecho en ese momento, me hubiese gustado que nuestros caminos se cruzaran como mucha gente lo hace hoy en día. Podría haberlo encontrado en el metro, de camino a casa o ser algún compañero de trabajo...Eso hubiera sido menos duro que verlo a distancia.
Pero si esa fue la única forma de poder saber de su existencia volvería a repetir la escena una y otra vez y no me cansaría. Cómo cuando veo mi película favorita, volvería a repetir la misma escena una y otra vez aún sabiendo el diálogo y el final de cada uno de ellos simplemente porque me gusta. Así de sencillo.
En medio de esa madrugada sin poder dormir, los mensajes de Strom me hacían reír aún cuando esa sensación extraña se paseaba por toda la habitación.
"¿Todo bien?" "¿Estás en cama ya?" "Jinx?" "¿Duermes?" "Supongo que si."
¿Cómo evitar enamorarme de él otra vez?
—Schön
—Eh...Hola.— sonrío con cierta timidez una vez que me percato de su presencia a mi lado.
Al igual que yo, también lleva un abrigo largo solo que el suyo es de un color gris pero aún así le sienta de maravilla. Me fijo que tiene la nariz algo roja al igual que los labios, supongo que eso es lo malo de tener la piel pálida aunque en mi caso no tengo ese problema. Al ser morena lo mínimo que consigue hacer el frío en mi es dejarme con las mejillas rojas.
—¿Vamos?— pregunta y yo asiento en su dirección.
Las calles de Madrid están decoradas por las hojas que caen de los árboles debido a la llegada del otoño, me fijo en la gente que camina a nuestro alrededor y al igual que nosotros, ya hay algunos que han sustituido sus chaquetas por unos abrigos que les proteja del frío. A pesar de no ser mi estación favorita del año disfruto del decorado de las hojas secas en el suelo, me sentía como si desfilase por una pasarela o eso era lo que yo me imaginaba cada vez que me encontraba por alguna calle así. Con cierta discreción, le doy un vistazo a mi compañero de al lado y muerdo mis labios pensando en qué puedo decir para entablar una conversación de forma que el camino hasta el metro no se torne algo incómodo.
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Cuidado con el alemán #1
RomanceEn edición. Primer libro de la trilogía Cuidado. Decidme que ese de ahí no es el jodido alemán que me trastornó la cabeza en mi adolescencia. Por Dios, decidme que ese que va acompañado de una avispa andante no es el mismo idiota que pasaba de mi cu...