Capítulo 17

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He perdido la cuenta de cuántas copas de vino llevo tomando mientras espero al susodicho que me acompañará en la dichosa cita a ciegas esta noche

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He perdido la cuenta de cuántas copas de vino llevo tomando mientras espero al susodicho que me acompañará en la dichosa cita a ciegas esta noche. Un bufido sale de mis labios pero intento calmar mis nervios viendo la foto que mis amigas me tomaron antes de dejarlas en el piso para venir hasta aquí. Sonrío y hablo conmigo misma por un momento hasta que alguien carraspea delante de mi y subo mi mirada recorriendo el cuerpo de aquel hombre.

Mis mejillas arden de la vergüenza no solamente porque aquel tipo era guapo si no que me había visto hablar sola y fruncía las cejas extrañado en mi dirección.

<<Todo el mundo hablaba solo a estas alturas, no?>>

Trago saliva mientras veo como el rubio se sienta frente a mi y el camarero se acerca para anotar nuestra comida en su agenda. En su cara puedo descifrar un "por fin vino alguien a hacerle compañía" antes de preguntarnos si deseamos una botella más de vino a lo que me doy golpes en la cabeza por la impresión de alcohólica que acabo de dar.

Sus ojos verdes me examinan de una forma extraña, yo solo me limito a apretar los labios y a jugar con mis dedos debajo de la mesa y cuando abre la boca suspiro aliviada de que haya decidido entablar la conversación primero.

—Soy Carlos Pérez, supongo que habrás oído hablar de mí. — entrecierro los ojos sin entender muy bien sus palabras y él parece notarlo porque una sonrisa burlona aparece en su rostro— soy periodista y mi carrera está en un buen momento.

—Oh, claro. Me alegro mucho por ti. — llevo una de mis manos detrás de mi nuca— Yo soy Jinx Valls.

—Eso leí en la aplicación pero te busqué por internet y no apareces en él.

—¿Me buscaste en internet? — el asiente y bebe un poco de su vino— ¿Por qué? — le digo con cierta curiosidad en mi voz.

—Porque pensé que eras alguien con una carrera importante y destacada como para aparecer en Google pero ya veo que no fue así.

No sé cual es mi cara ahora mismo pero mi boca está apunto de llegar a la mesa del asombro a causa de sus palabras. El camarero me mira divertido mientras deja nuestros platos frente a nosotros, soy la única que le a agradecido sus servicios y ahí compruebo lo idiota que es la copia de Ken que tengo delante de mis narices- Por dentro, ruedo los ojos mientras le veo comer de forma delicada y elegante un jodido plato de ensalada.

Primero había tenido una cita con un salido adicto a los vídeojuegos y ahora había quedado con un gilipollas que decía que mi trabajo era poca cosa en pocas palabras. Si en el fondo sabía que no era buena idea hacer caso a las palabras de Ava Brandis pero la muy cabrona me había ofrecido una oferta que no podía rechazar, por eso ahora me estaba muriendo del asco con el famoso periodista.

<<Pero si a este no le conoce ni su abuela>>

Muevo una de mis piernas con frenesí, apenas pude probar bocado en lo que lleva de noche. Corto la carne apretando el cuchillo en mis dedos con demasiada fuerza que por momentos veo como Carlos me observa extrañado pero aún así se la pasa hablando de lo grandioso que él es.

Cuidado con el alemán #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora