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* Narra Yan An *

Al fin habíamos llegado a nuestro destino. El tren se detuvo en una estación pequeña, vacía y algo sucia.
Cuando salimos, vimos un entorno muy agradable. Salia en un camino de tierra que podía tomar varias direcciones. En los carteles de madera, ponía el nombre del pueblo, al que se llegaba por el camino de la derecha, también el nombre de un hostal por el camino del medio, que era a su vez una senda turística, y el camino de la izquierda sin indicación. Decidimos que el primer día podíamos ir al pueblo. No quedaba demasiado lejos y seguro había un lugar donde podíamos pasar la noche si se nos hacía tarde.
Era un pueblo pequeño, muy acogedor, con señores mayores en las calles y casas, y unos pocos niños pequeños en la plaza. En aquel pueblo no había más de 40 casas.
Tenía una extensión de campo enorme, animales sueltos por la calle y cerca, el bosque.
Preguntamos a una señora si sabía dónde podíamos pasar la noche, pues teníamos pensado quedarnos hasta tarde allí, apreciando la calidez del pueblo. Ella nos dió una indicación, y nos dirigimos allí.
Era una casa de dos plantas, antigua, pero muy limpia y bien decorada.

- Hola, estábamos buscando un lugar donde pasar la noche. Es posible que tengan un sitio para nosotros? - Dijo Yeo al dueño de la casa con voz tímida.
- Claro, por muy poco dinero podéis pasar aquí la noche. También os puedo incluir la cena y el desayuno, aunque os recomendaría cenar en el restaurante del pueblo. Hacen comida deliciosa!
- Creo que lo vimos... Podríamos dejar esto y cambiarnos para ir?
- Por supuesto, aquí tenéis las llaves. Estáis en vuestra casa... Pero un pequeño inconveniente... La cama es de matrimonio. - dijo un poco confuso el hombre.
- No se preocupe señor, la verdad es que... Somos pareja. - le dije yo.

Yeo me metió un codazo mientas sonreía con una sonrisa falsa.

- Tienes un acento muy bonito. De dónde eres?
- Yo... Soy chino, de Shanghai.
- Seguro que a mi pareja le caes estupendamente. - dijo el hombre sonriente - Dong, ven, quiero presentarte a alguien.

Un señor bajito, rechonchito y con gafas apareció delante nuestra.

- Encantado, soy Dong.
- Perdonen la curiosidad... Son ustedes pareja? - Pregunté tímido.
- Lo somos, pequeño - me contestó el señor Dong.- Ustedes también lo son?

Asentí con media sonrisa en la boca.

- Que bonito el amor entre jóvenes... Recuerdas cuando éramos así, Min-Ho? Y ya llevamos 35 años juntos... - le dijo Dong al señor que nos había atendido, al parecer llamado Min-Ho, mientras le tocaba la nariz.

Ver a aquella pareja me llenaba de alegría el corazón. Esperaba llegar también yo a viejo al lado de Yeo.
Mientras el señor hablaba, le agarré la mano a Yeo y le miré a los ojos. Luego sonreí.

- Os apetece venir a cenar con nosotros? - les invitó Yeo.
- No es necesario, joven... Id vosotros, disfrutad la noche.

Lemon Yan-Gu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora