LXIX

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* Narra Yeo One *

Nos reunimos todos para cenar juntos. Les pregunté qué tal les había ido a todos, y parecían muy felices. Hui y Hyo habían vuelto de la mano muy sonrientes después de su pequeña escapada. Kino y Yuto habían desaparecido mientras estábamos en la piscina, y a Wooseok se le escapó lo que habían estado haciendo. Mis padres parecían aterrorizados con las historias de los chicos. Supongo que nunca aceptarían que se puede amar a alguien de tu mismo género.

Estaba absorbido en mis pensamientos, cuando noté que Yan An tiraba de mi camiseta para llamar mi atención.

- Que pasa amor? - le pregunté cariñosamente.
- Que te quiero.
- Yo también te quiero.

Se acercó a mi oído y me pidió que le acompañara al baño. Nos excusamos y fuimos al baño de la recepción juntos.

- Que te pasa, Yan?
- Pasado mañana es nuestro gran día, que te parece si mañana vamos a un spa los dos solos?
- Me parece muy buena idea!

Nos dimos un beso se esquimal, rozando cariñosamente nuestras narices. Volvimos al restaurante del hotel donde los demás cenaban, cuándo vimos a la abuela de Yan y mi hermano bailando agarrados. Aquella escena nos parecía de lo más adorable y graciosa. A todos nos lo parecía. La abuela de Yan An era una señora muy amable y adorable. En mi cabeza sólo existía el pensamiento de achuchar a esa señora cuando me hablaban de ella. Cuando acabó el baile, la abuela de Yan An y mi hermano se dieron las manos y un pico. Todos aplaudieron emocionados armando mucho jaleo. Yan An corrió para llevar a su abuela a su habitación, ya que la situación le daba mucha vergüenza, pero ella insistió en quedarse, y que aquello era una tontería. Tan solo quería demostrar que ella y mi hermano se habían hecho amigos y ya tenían la suficiente confianza como para darse un beso. La verdad es que no me extraña que se llevasen bien, una mujer tan entrañable y mi hermano el sociable no tendrían jamás problemas. A partir de nuestra boda se hicieron grandes amigos, hasta el punto de llegar a ir a visitarse desde Corea a China y viceversa. Fueron los primeros viajes de la anciana sola.

Esa noche tardé en dormirme. Yan An dormía como un bebé a mi lado; dormido era todavía más lindo.
El día siguiente en el spa fue fantástico. Nos relajamos y dormimos como piedras esa noche. Y por fin, nuestro gran día.

Lemon Yan-Gu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora