XXIII

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* Narra Yan An *

Cuando nos despertamos al día siguiente descubrimos algo que nos sorprendió mucho. Estábamos sepultados bajo la nieve. No había manera de salir, la nieve cubría hasta el tejado.
Por suerte, Yeo, que era muy previsor, había traído leña suficiente para uno o dos días más.
Intentamos contactar de nuevo con urgencias, pero seguían dando la misma respuesta. Estábamos en una zona inaccesible con aquellas condiciones meteorológicas. Decían que pronto harían algo, que traerían un quitanieves, pero que era probable que hasta el día siguiente no pasase nada.

Cada un poco de tiempo, Yeo se ausentaba. Decía que si le necesitaba le llamase, que quería hacer cosas dentro. Yo sé que iba a llorar.
Yeo era una persona a la que le gustaba tener todo bajo control. Si algo iba mal se podía poner muy nervioso. Y yo sabía que aquella situación no era buena para él. Él sabía que yo tenía mucho dolor, y también le dolía.

- YEO! - grité - puedes venir, por favor?
- Que pasa Yan - apareció inmediatamente con los ojos un poco rojos.
- Ven.

Se acercó. Le hice una señal para que se sentase a mi lado y luego le di un beso en la mano.

- Oppa, no quiero que llores. Tienes que intentar ser fuerte. Eres un gran hombre, Yeo Chang Gu.

Empezó a llorar y se acostó a mi lado. Le besé el cuello para ver si se tranquilizaba un poco, y le pasé el brazo por encima.

- Sarang Haeyo, Yeo One.
- Sarang Haeyo, Yan An.

Nos abrazamos y se quedó dormido. Era realmente adorable cuando dormía. Mi pequeño gran hombre... Realmente amaba a aquel chico.

Lemon Yan-Gu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora