LXXXVI

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* Narra Yeo One *

Quizás me pasé preguntando. Quizás era algo de lo que no le gustaba hablar y la había hecho sentir incómoda.
Nos llevó a su casa. Era, quizás, la casa más pequeña en la que jamás había estado. Tenía un baño, cocina, un pequeño salón y dos habitaciones enanas. Nos hizo un pequeño recorrido. La verdad es que estaba todo muy ordenado, pero se veía vacío. No tenían casi muebles; en la habitación de Sen, tan solo estaba su cama y su armario, en la de su hermana había una cama de matrimonio y una mesita de noche, a demás de un armario empotrado. En el baño tenían un cesto para la ropa sucia y una pequeña estantería con cremas y algo de maquillaje. En la cocina tenían una mesita con tres sillas y, finalmente, en el salón, un pequeño sofá, una mesita y una televisión.

- Tenéis una casa muy linda, pero no crees que está un poco vacía? - pregunté, sintiéndome luego mal por la descarada pregunta.
- La verdad es que somos un poco minimalistas, pero es perfecto. Nunca, en todos los años que viví con mis padres y en todas las casas que estuve, sentí un hogar como aquí siento. La compañía de mi hermana es realmente maravillosa.
- Que tierna eres, Sen - dijo Yan An sonriendo, colocando su mano en su cabeza y alborotandole el pelo.

Por mi mejilla caía una lágrima. Me emocionaba saber que no era el único que se sentía mejor solo que con sus padres.

- Sabes, Sen? - pregunté retórico - Yo nunca sentí que tuviera un hogar hasta conocer a los chicos y vivir con ellos. Odiaba vivir con mis padres, y, por qué mentir, les odiaba a ellos.

Sen me miró apenada. Se acercó un poco y me abrazó. Me abrazó muy fuerte.

- Me alegra saber que el amor que hay entre todos vosotros es real. Gracias Yeo Chang-gu. Vosotros me enseñásteis a amar.

Lemon Yan-Gu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora