LXXXIV

35 4 0
                                    

* Narra Yeo One *

Media sobre un metro sesenta y cuatro. No pesaría más de 60 kilogramos. Tenía el pelo corto, parecido al mío. Era castaño, de un tono un poco más claro que el de sus ojos.
Estaba temblando, estaba muy nerviosa y no paraba de sonreír. Su hermana mayor dió la cara por ella primero. Se escondía detrás suya como una niña pequeña, pero la verdad es que era más alta que ella.

- Ella es mi hermana, Sen. Habla chino, japonés, inglés y bastante coreano. Supongo que no tendréis problemas para comunicaros.
- Nosotros nunca tenemos problemas para comunicarnos, gracias al cielo. - bromeó Yan An.
- Una vez más, gracias por dejarle conoceros.
- No es un problema... Realmente nos hace felices conocer a nuestras fans! - contesté inclinando mi cabeza con un tono amable.

La mayor de las hermanas se retiró. Se quedó la otra plantada en medio de la sala, justo unos segundos antes de que de sus ojos empezaran a brotar lágrimas cual manantial. Se acercó tímidamente, escondiendo entre sus brazos uno de nuestros álbumes.
Le tendí la mano y con cariño me la agarró.

- Que tal estás, Sen?

Parecía que quería contestar, pero no fue capaz. Apretó un poco mi mano y agachó su cabeza avergonzada.
Yan An se levantó y se puso en cuclillas a su lado. Acarició suavemente una de sus manos y ella por fin nos miró a la cara. Sonrió, de oreja a oreja, y luego soltó una pequeña carcajada.

- Si te sientes incómoda no dudes en avisarnos. - se preocupó Yan An.
- No, no... Para nada... - su voz sonaba hermosa - Solo estoy un poco... Nerviosa, nada más...

Los tres sonreímos en ese instante. Resultó ser una chica muy agradable y dulce. Se notaba que estaba feliz por poder habernos conocido, y espero que notase lo felices que estábamos nosotros también por hacerlo.
Habíamos hecho una nueva amiga en Los Ángeles, con la cual mantuvimos el contacto durante muchos años.

Lemon Yan-Gu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora