LXXII

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* Narra Yeo One *

Estuvimos en la piscina del hotel hasta las 4 de la mañana. Luego decidimos irnos a disfrutar nuestra noche de bodas, aunque los demás siguieron de fiesta. Estábamos borrachos, aunque no mucho. Era una sensación de felicidad aumentada. No tenía necesidad de beber alcohol para sentirme así, pues era el día más feliz de mi vida, pero siempre acabamos bebiendo un poco... Creo que Yan An estaba más borracho que yo.

Llegamos a la habitación. Me tiré en la cama, me quité los zapatos y me estiré como si fuese una estrella de mar. Yan An estaba de pie quitándose la corbata, mientras me miraba. Se quitó toda la ropa de su parte superior, quedandose con el torso al aire y con pantalones. Se acercó a mí y tiró de los míos. Después se sentó a mi lado, quitó mis calcetines y me masajeó los pies. Yo, en mi postura, veía como hacía todo aquello con tanto cariño; incluso había doblado el pantalón. Me desabroché la chaqueta y la camisa. Cuando Yan An soltó mis pies, me incorporé y me desnudó. Aprovecho para besarme en el momento que me quitó la corbata; tiró suavemente de ella y robó un beso de mis labios, luego otro, y otro más. Sonreí.
Entró en el baño sin decir nada. Yo acabé de desnudarme y me tapé con un albornoz.
Tardó dos minutos en salir, también en albornoz.
Me levanté ante su presencia, y el se acercó sonriendo. Me besó y me levantó. Me llevó hasta la cama en brazos, sin dejar de besarme.
Se quitó la prenda, quedando completamente desnudo, y yo hice lo mismo.
Se colocó sobre mi y empezó a moverse lentamente. Sonreía y se mordía el labio. Sus ojos estaban llenos de brillo. Nuestras manos estaban entrelazadas, aumentando la sensación de conexión. Después de tantas veces seguía doliendo un poco, pero también era placentero. Demasiado. Yan An sabía tratarme con cuidado para no lastimarme, aunque a veces era muy rudo. Ambas facetas me encantaban. Ese día sentí el sexo diferente. Fue increíble. Sentí que éramos uno. También cambiamos los papeles. No solíamos hacerlo, pero a ambos nos gustaba. La cara de Yan An era demasiado hermosa. Sus gemidos me volvían perdidamente loco. 
Caí rendido después de hacer el amor. Abracé a Yan An y me quedé dormido, pero antes de eso pude escuchar la tierna voz de mi esposo decir "gracias por aparecer en mi vida y convertirte en ella".

Lemon Yan-Gu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora