Capítulo 14. Dulce Tentación

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Aquí me encuentro, he dejado que la chica seductora que hay en mí se apodere de la tarima. Doy media vuelta dando la espalda a las personas. Paso mi cabello hacia un lado y mis caderas comienzan a moverse de un lado a otro al son de la música, y permito que esta misma inunde mi cuerpo. Comienzo a hacer una serie de movimientos con mis manos y de repente bajo hasta el piso en cuclillas y abro mis piernas para luego subir. Escucho la algarabía de las personas. Giro y ahí está su mirada más profunda que nunca. Su expresión ha cambiado, esta vez tiene una leve sonrisa en sus labios, al parecer lo está disfrutando. Mientras hago pasos sensuales decido bajar y bailarle a cada uno.

Comienzo por Goku. Lo sujeto por su hombro y doy vuelta a su alrededor bailando. Los hombres comienzan a pitar.

―Vaya, que calor hace. ―dice soplando aire con su mano en su rostro.

Voy con el siguiente, es Krilin, un amigo de la infancia. Bailo de forma sensual y su rostro se torna de color rojo.

―Por favor Bulma, me vas a meter en graves problemas. ―expresa viendo a su novia con expresión confusa.

Yo sonrío con mis labios y continúo con otro chico, causando furor en las personas. Estoy cada vez más cerca de él.

El alcohol se está apoderando cada vez de mí porque estoy comenzando hacer cosas que ni muy sobria me hubiese atrevido a hacer.

He llegado a él. Tomo una silla y la coloco en el centro. Lo tomo de su abrigo de cuero y lo atraigo.

―¿Qué vas a hacer? ―me dice algo nervioso.

―¿Qué, tienes miedo?― inquiero guiñandole un ojo.

―Estás jugando con fuego y te vas a quemar, jovencita. ―arquea una ceja.

―¿Ah sí? Pues, yo quiero quemarme en ese fuego. ―susurro en su oreja

¿Que diablos estoy diciendo?

Me giro y estoy de espalda a él, intento sentarme en sus piernas y muevo mi trasero justo en su centro, no duro mucho. Camino bailando y me coloco tras de él, acerco mi boca a su oreja mientras mis manos bajan por su pecho hasta sus piernas.

―¿Te gusta esto? ―le susurro al oído.

―¡Maldición! ―musita entre dientes.

Dejo de hacerlo rápido y esta vez me siento en sus piernas quedando frente a él. Lo tomo por el mentón y lo giro para besar su cuello mientras me muevo lentamente. Se escuchan los gritos de las personas.

―¡Bulma, es todo tuyo! ―grita alguien.

―Bulma, detente. ―me dice jadeando.

Me levanto rápidamente y lo miro, esta sonrojado. Lo dejo ahí sentado y subo nuevamente a la tarima para continuar el baile. Se levanta de la silla y la hace a un lado. No aparta su mirada de mí y frunce el ceño.

Yamcha llega y se sube a la tarima de inoportuno. Me toma por la cintura y me acerca a él.

―Yamcha ¿Qué haces? ―digo enojada.

―Quiero que seas mía, Bulma. ―responde ebrio, ha estado bebiendo demasiado.

―No, déjame en paz. ―digo alejándolo de mí.

Vegeta sube a la tarima y lo toma por la chaqueta.

―No la toques. ―expresa enojado.

Yamcha se le zafa e intenta golpearlo. Pero él le detiene el golpe y lo arroja de un puñetazo fuera de la tarima.

―¡Vegeta, no! ―exclamó cubriendo mi boca.

―Tu y yo, nos vamos. ―me carga colocándome en sus hombros.

―Maldita sea, ¡Bájame! ―lo golpeo en la espalda mientras pataleo.

―¿Vegeta, a donde la llevas? ―pregunta Milk.

―A su casa. ¿No ves lo ebria que está o quieres que se desnude aquí? Parquea su carro, yo la llevaré en el mío.

― Bueno, pero cuídala mucho ―le dice.

―Milk, no. ¡Ayúdame! ―le hago señas.

Vegeta le advierte que no se acerque y ella sonríe. Salimos de la casa y él me sube al auto. Da la vuelta y entra. Intenta colocarme el cinturón de seguridad pero no le permito.

―No seas testaruda, deja que te lo coloque ― me dice ajustándolo a mí.

―¿A dónde me llevas? ―pregunto.

―A tu casa niña ¿Dónde crees?

―¡Espera! llévame a otro lugar ―digo observándolo.

―¿A dónde quieres que te lleve? ―pregunta mientras tiene su mirada centrada en la vía.

―Me gustaría conocer tu casa. ―mustio.

― ¿Estás segura? ―su mirada es más tranquila.

―Si, por favor ― susurro.

Cambia de vía. Hay un silencio largo entre nosotros. Hasta que llegamos a un edificio lujoso. Entramos al estacionamiento y parqueamos.

―Es aquí. ―dice mirándome.

Se baja del auto y da la vuelta para abrirme la puerta. Me toma de la mano y caminamos hasta el ascensor. No dejo de observarlo, es perfecto. Llegamos a su piso y nos dirigimos a su apartamento. Saca un manojo de llaves y se dispone a abrir.

―Adelante. ―dice para luego abrirme paso.

Entro y su apartamento es perfecto y espacioso. Los ventanales son completos, se puede ver toda la ciudad entera, también tiene una chimenea. Es adorable.

―Wao, es muy lindo. ¿Vives solo aquí? ―pregunto curiosa.

―Así es, vivo solo. ―me dice mientras va encendiendo las luces. ―¿Quieres algo de beber? ―pregunta desde el pequeño bar que tiene.

―Ahm, solo un vaso con agua. ―agrego.

Yo estoy hipnotizada con la vista. Él se me acerca y me entrega el vaso con agua, y está a mi lado.

―Vegeta yo... lamento lo que ocurrió. Lamento si para ti no soy la mujer perfecta. Es más, lamento haber venido aquí esta noche.

―Shh... ―se acerca lentamente ―Quisiera volver a besar esos dulces labios ―me toma por la mejilla.

Demonios, aquí vamos de nuevo. Sus labios rozan los míos e inmediatamente nos convertimos en uno solo.

Un Amor Inesperado en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora