Temporada II Capítulo 8. La Verdad

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Debo decirle la verdad. Tarde o temprano lo debe saber.

―Vegeta, Trunks es tu hijo. ―respiro profundo.

―¿Q... Que? ―musita molesto mirándome fijamente. ―Lo sabía. Empecé a sospechar desde que Milk por error le dijo a Gohan que yo era el padre de Trunks, y aun así me distrajeron. Y esas sensaciones extrañas cuando lo tenía cerca de mi ¿Cómo pudiste mentirme con eso, mujer? ―me toma del cuello sin presionar.

―Lo siento, el día que te vi no era el momento para hablar de eso. ―digo con mirada triste.

―Estás loca, Bulma. ―coloca sus manos en su cabeza. ―¿Cuándo ibas a decírmelo?

―No iba a tardar, te lo juro. Solo buscaba un momento adecuado para ello. ―junto mis manos en forma de súplica.

―¡Maldita sea! ―da un golpe a mi lado. ―¿¡Por qué no me dijiste que esperabas un hijo mío!? ―su mirada está muy cerca de la mía.

―Te lo iba a decir apenas llegué al aeropuerto, pero tu avión había despegado. ―comienzo a llorar recordando ese momento.

―¿El día que discutimos en mi departamento ya sabías que estabas embarazada? Recuerdo que ese día estabas indispuesta. ―pregunta sin dejar de mirarme.

―Solo sospechaba, tenía muchas nauseas pero no estaba segura. Luego de ahí me dirigí al laboratorio y me dieron la noticia. Además; tú tenías tus planes y yo no quería arruinarlos. ―lagrimas corren por mis mejillas.

―Antes de irme ya sabias que estabas esperando un hijo mío y no me dijiste nada. ―me mira con furia.

―Ya te dije que tenías tus proyectos y no quería obligarte a hacerlos a un lado. ―digo llorando.

―¡Maldición! ―golpea de nuevo a mi lado.

Una azafata se acerca y nos interrumpe.

―Disculpen, deben tomar asiento, no deben estar tanto tiempo levantados.

―Lo sentimos. ―digo pasando mis manos por mis mejillas.

Seco mis lágrimas y me dirijo a nuestro asiento, Vegeta me toma por el brazo y me detiene, mantiene un largo silencio hasta que dice algo.

―Me ha dicho papá. De hecho, varias veces lo ha dicho. ―cierra sus ojos.

―Lo sé. Él no ha tenido otra figura paterna más que a mi padre. Pero no alguien a quien llame papá. ―me giro y vuelvo a mi asiento.

Esta más calmado y tomamos asiento. Trunks está sentado con su vídeo juego en mano.

―¿Quieres sentarte a su lado? ―le pregunto a Vegeta y él niega con su cabeza.

Quizás quiere procesar mejor toda la información que ha recibido en cuestión de minutos y lo comprendo.

―Tú también me mentiste. ―le susurro.

―¿De qué hablas? ―voltea a mirarme.

―¿Cómo está eso de que tú me salvaste de Broly?

―Ese mal nacido. ―susurra. ―Casi lo mato. ―continua diciendo.

―¿Entonces, es cierto? ―pregunto.

―Cuando llamaste a Milk, yo estaba en su casa despidiéndome de ellos. Sentí por primera vez miedo cuando llegamos a tu casa y ese insecto dijo que habías muerto. ―explica.

―Vegeta... ―musito.

Un silencio se apoderó de nosotros. Debíamos pensar todo aquello.

*13 horas y 15 minutos después*

Hemos llegado. Houston es agradable, la temperatura es estable ya que el invierno ha pasado. Mientras vamos caminando a retirar el equipaje, Trunks dice algo.

―Mami, ¿Qué dice ahí? ―dice señalando un letrero en la entrada "Welcome to Houston, Texas"

―Cariño ahí dice "Bienvenido a Houston, Texas" Estamos en uno de los estados de EEUU.

―Ah... ―dice distraído con varias estructuras en el aeropuerto.

―Vegeta, he pensado en alquilar un departamento para Trunks y para mí. ―digo de improvisto.

―No hace falta. La NASA corre con todos esos gastos. Es más, pueden quedarse en mi departamento si así lo deseas. ―su mirada es sutil.

―Ehm... está bien. ―admito que es mejor.

***Horas más tarde***

Nos hemos instalados. Trunks está muy feliz por la vista que tiene el departamento de Vegeta.

―Tienes gran preferencias por apartamentos con vista a la ciudad. ―le digo a Vegeta mientras preparo unos emparedados.

―Siempre. ―responde mirando a Trunks que está con las manos apoyadas del gran ventanal que cubre del suelo al techo.

―¿Sigues enojado conmigo? ―pregunto sin dejar de mirarlo.

―No... En cierta parte todo fue mi culpa. No debí dejarte ir aquella mañana de mi departamento. ―dice aun sin observarme.

―Así debía ser, mira lo que has logrado. ―señalo su alrededor ―Trunks, hijo. Toma tu emparedado. ―desvío el tema un poco.

―Wao, Vegeta. Se ve todo desde aquí. ―dice con emoción acercándose.

―¿Te gusta? ―le pregunta.

―¡Si! ―grita.

―Es para ti. Es todo tuyo. ―lo mira sonriendo.

Siempre imaginé como sería Vegeta en su rol de padre, pero este acto hacia Trunks acaba de superar mis expectativas. Ese es su lado dulce, a pesar de su orgullo no bloquea la oportunidad de conocer y satisfacer las necesidades que su hijo demanda.

Un Amor Inesperado en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora