Capítulo 19. ¿Dónde Están?

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     Y aquí estamos, como par de tontos viéndonos el uno al otro.

―¿Deseas algo? ―pregunto rompiendo el hielo.

―Solo una cosa, pero mejor me retiro. Además, no entiendo como hay veces que me tuteas y otras no. ―se levanta del asiento y se dirige a la puerta.

―Quédate, te mostraré nuestro laboratorio y en lo que he estado trabajando. ―no soporto ver que se aleja de mí. ―Yo lo hago dependiendo del lugar donde estemos. Y no quiero que mis padres se enteren que tengo sexo con mi profesor de física de partículas.

Él suelta una carcajada y camina despacio hacia mí, como acechándome.

―Vaya, creo que tu madre lo ha descubierto. Me ha estado diciendo que si no considero que tiene una hija hermosa. Y si, no me importa si se enteran que vuelvo loca a su hija. ―insinúa.

―No, estas muy equivocado. Y no hay nada entre nosotros, Vegeta. ― aclaro.

―¿Por qué siempre huyes? ―pregunta acercándose y arqueando una ceja.

―No es que huya, es que las circunstancias lo ameritan. ¿Qué ha pasado con Dieciocho? ―intento cambiar el tema.

―Estoy en eso, debo hablar con la señora decano. ―dice sin apartar su mirada de la mía.

―Vegeta, quiero que pague por lo que hizo, pero claro, cómo eres su defensor; no harás nada. ―giro.

―Ahí está de nuevo. ¿Estás celosa? ―se va a cercando más.

―¿Sabes qué? Mejor vamos al laboratorio. ―mientras camino él me sigue.

―Tienes muy bonita casa. No me imagine que eras hija del científico más importante de esta ciudad. Bueno, lo pensé el día que te conocí pero luego lo olvidé. ―comenta observando a su alrededor.

―Es aquí. ―digo marcando el código para desactivar el bloqueo de seguridad de la puerta. ―Es un sótano modificado, ahí está el laboratorio. ―le explico.

―Vaya, tienes tu propio laboratorio, señorita. ―comenta a la vez que la puerta se cierra luego de entrar y él mira hacia atrás.

―Descuida, ella se cierra automáticamente por prevención. Y pues, sí. Aquí trabajo con mi padre. ―digo señalando cada parte.

―Interesante. ¿Sabes? Mañana tienes examen. ―dice observando otras cosas.

―¿Es sorpresa, o pretendes que tenga algo contigo para que me des las preguntas? ― no sé por qué demonios dije eso.

―(Risa) Tú no necesitas eso. ―dice acercándose a mí. ―Hablando de otras cosas... No sé por qué te imagino en ese lugar, ahí, y ahí. ―señala ciertas partes del laboratorio y eso hace que me ruborice.

―¿Ah sí, y haciendo qué? ―tomo una postura provocativa.

Vegeta me toma en sus brazos rápidamente y su sonrisa es malévola. Me besa incesante, y no pienso en otra cosa que tenerlo nuevamente en mí. Él me ha inculcado esta dependencia emocional y física por él. No puedo estar sin pensarlo en tan solo segundos. Tampoco me importa nada mientras estoy en sus brazos.

―No lo haremos aquí, mis padres pueden... ―me interrumpe subiéndome sobre mi escritorio a la vez que sus manos van subiendo por mis piernas levantando mi vestido. ―¡Oh no, ¿Qué haces? ―musito jadeante.

―Estas hermosa, mi princesa. Déjame amarte, déjame hacerte el amor una y otra vez. ―sus ojos azabache tienen un brillo especial. Detecto sinceridad en ellos.

―Mejor subamos a mi habitación. ―digo jadeante.

En el trayecto del laboratorio a mi habitación nos comemos a besos, nos detenemos en algún rincón y me hace gemir con sus caricias por todo mi cuerpo. Al llegar, entramos y cierro la puerta con pestillo. No quiero ni imaginar que pueda llegar alguno de mis padres y encontrarnos en esta situación. Él intenta tomarme pero lo aviento hacia mi cama y de ponto se distrae con el techo de mi habitación.

Un Amor Inesperado en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora