II Temporada Capítulo 12. Sumergidos

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Sus manos vagan por mi cuerpo, una de ellas sube hasta llegar a mi busto y la otra va bajando por mi vientre, mientras que siento sus labios por mi nuca doblando hasta mi oreja y se me escapa un gemido.

―Oh, rayos... ¿Desde cuándo no te tocan, mujer?... ―susurra en mi oído.

―Desde hace cuatro años. ―alcanzo a decir.

Solo bastó el haber pronunciado esas palabras y para que él me girara enseguida hasta quedar frente a frente cruzando miradas.

―¿Desde hace cuatro años? ―pregunta con una de sus manos en mi mejilla y la otra en mi cintura. ―frunce el ceño, al parecer no puede creer lo que digo.

―Si ―logro decir mientras que internamente pido a gritos que lo haga.

―¿Quieres que lo haga, verdad? ―musita con sus labios rozando a penas mi cuello, mejillas y orejas.

―¿Qué demonios estas esperando? ―pregunto sin soportar más.

―Que llegues hasta el último tope ―susurra en mi cuello acariciando mis senos.

―Vegeta ¿qué esperas? No me hagas soportar más ―protesto.

Sus manos acarician mi cuerpo y en ese instante comienzo a sentir que un gran orgasmo está a punto de invadirme con solo hablarme de cerca y acariciar mi cuerpo.

―Ve... Vegeta no soporto ¡hazme tuya, ya! ―exijo mientras mis manos se entrelazan con fuerza en su cabello.

―Todavía no, pequeña. Te daré una dosis primero. ―dice mientras me carga contra la pared.

―Aquí no, Trunks puede despertar y vernos. ―susurro ya sin más poder.

―Tienes razón. ―responde mientras me lleva a su habitación.

Cierra la puerta con pestillo y me baja de sus brazos rápidamente, comienza a desvestirme y yo le ayudo a él. Nos deseamos tanto el uno al otro. Sus besos comienzan a invadirme completamente. En un abrir y cerrar de ojos estoy en su cama. El besa mi cuello y bajas hasta mis pechos mientras los mordisquea y juguetea con ellos, varios gemidos salen de mi boca y va bajando por mi abdomen.

―Oh... Ve... Vegeta... ¿Qué vas a hacer? ―mordisqueo mis labios y mis manos están en su cabello.

―Te haré lo que no te he hecho en cuatro años. ―cada palabra que sale de su boca se suman a la cantidad de éxtasis que llevo acumulada.

Siento sus labios explorar cada zona de mi intimidad y mi pelvis sube y baja involuntariamente. Demonios, este hombre es un experto en lo que hace. Su lengua se introduce levemente y comienza a hacer círculos allí dentro. Levanto mi cabeza y observo su mirada perversa. De pronto introduce dos dedos en mi intimidad mientras su lengua juguetea con mi clítoris.

―Rayos, Vegeta. ―expreso entre gemidos. ―Estoy a punto de venirme... ―alcanzo a decir y él se detiene súbitamente.

―¿No, qué haces? No te detengas... ―suplico.

―Calma, princesa. No te dejaré con ganas jamás. ―musita.
Sube hasta mí y me cambia de posición rápidamente, ahora me encuentro apoyada en mis rodillas y codos. Y siento como se introduce rápidamente en mí.

―Oh si... eso se siente exquisito. ―jadeo.

―Así es, princesa. Te llevaré al mismo infierno si deseas quemarte conmigo. ―dice entre gemidos.

Sus embestidas se vuelven más intensas, justo al momento de sentir venirme me cambia de posición. Él conoce tanto mi cuerpo, que sabe cada reacción de este al estar a punto de estallar en orgasmos. Ahora me encuentro sobre él cabalgando, en esta posición yo tengo el control y hago lo imposible para sentirnos placidos. De un momento a otro me encuentro bajo de él con una de mis piernas en su hombro, y él la sostiene.

―Santo cielos, Bulma. Estas tan divina y te siento venir intensamente.

Por último se posa entre mis piernas y yo lo rodeo con estas.

―Demonios... Te necesitaba tanto ―una lagrima corre sin darme cuenta por mi mejilla.

―Y yo mas a ti, princesa. Esta lejanía me volvía loco. Te quiero mía siempre. ―manifiesta entre besos sin apartar su mirada de mi.

Sus besos son apasionados y acelera el vaivén. Los gemidos y su respiración se intensifican. Comienzo a sentir esa sensación maravillosa que invade cada parte de mi ser, mientras que él se aferra más a mí y juntos perdemos el control y nos sumergimos en un orgasmo cataclísmico que no parece tener fin. Lloro y en segundos rio. Mis emociones están en un punto máximo que no logro controlar. 

Ambos nos quedamos en silencio y  abrazados. Él me mira y yo a él, pero por muy poco tiempo, pues, nos vence el cansancio. Estar con él, ha sido maravilloso y confortador después de todo.

Un Amor Inesperado en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora