II Temporada Capítulo 34. Lo que Faltaba

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***En la delegación***

―Buenas noches, soy la esposa de Vegeta Ouji.

―Buenas noches señora. Si, muy bien. Tenga, estos son los cargos.

Tomo la hoja y los leo:

Alteración del orden público, daños a propiedad privada y rebeldía.

Demonios. Vegeta ha enloquecido. Pago la fianza y mientras, lo buscan.

Viene caminando sobando sus muñecas por la presión de las esposas. Me mira y yo esquivo la mirada en señal de molestia.

Firma unos papeles y le entregan sus pertenencias.

―Muchas gracias, señor oficial ―digo dando la vuelta para retirarme, siendo la primera en salir.

―A su orden señora, buenas noches.

Camino hasta mi auto con algo de molestia, y él viene tras de mí.

―Yo conduzco ―me dice.

―¿Dónde está tu auto? ―pregunto con cierto enojo.

―En el bar, lo dejé como garantía de pago.

―Perfecto, lo que faltaba ―replico mientras abro la puerta del auto.

―Mujer, por favor...

―No quiero escucharte y sube que yo soy la que va a conducir.

Él sube y azota la puerta. Me pongo en marcha en silencio hasta el apartamento.

***

Llegamos. Quito mi bufanda y mi chaqueta y la cuelgo en el pechero que está en la entrada.

―¿Trunks duerme? ―pregunta mientras desabrocha los botones de sus mangas y de su camisa.

―Tu hijo está en casa de Milk ¿Crees que lo dejaría solo aquí? ―contesto mientras giro a verlo.

―Está bien ―responde quitando su camisa y sin apartar su mirada penetrante de mi vista.

Odio cuando hace esas cosas cuando estoy molesta con él, creer que puede venir a distraerme con su cuerpo suculento ¡Ah rayos! Está buenísimo pero no puedo permitirlo ahora.

―Ahora si me vas a escuchar, Ouji. Ni creas que con miraditas me vas a convencer.

―Bulma, no quiero hablar, no así... ―responde acercándose.

―¡No me interesa! ¿En qué demonios pensabas cuando destruiste ese lugar? ―digo colocando mi dedo indice en su pecho para guardar distancia entre ambos

―...

―Te fuiste como un simio salvaje sin escucharme.

―Es tu culpa... tú lo buscaste a él. ―Se dirige a nuestra habitación

―¡JA! Me juzgaste mal, Vegeta. Tu padre llegó por su cuenta yo no le pedí que viniera ―camino tras él ―Pero me juzgaste, me hiciste callar, y te fuiste. Y para colmo, destruiste una propiedad privada ¿ese es el ejemplo que le darás a Trunks, que cuando las cosas no van como quieres las solucionas a los golpes y destruyendo cosas?

―¡Mujer, ya basta! ―dice entrando a la ducha quitando los pantalones y su ropa interior

―Tienes razón, ya basta ―digo saliendo de la habitación a la cocina.

Respiro profundo y acaricio mi vientre, la bebé se mueve con intensidad, a pesar de estar pequeñita la siento como un pez dentro. Tomo un vaso de agua y apoyo mis manos de la encimera intentando pensar. Pasan cinco minutos y voy de nuevo a la habitación.

Un Amor Inesperado en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora