II Temporada Capítulo 28. Recuerdos Parte III

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POV Bulma

¿Lista Bulma? Pues aquí voy.

Abro la puerta y salgo del cuarto de baño. Vegeta está parado observando por la ventana con un trago en su mano. Yo camino y sonrío un poco porque sé que ya está sumergido en su rol.

―¿Será cierto, lo que dicen los sirvientes por todo el castillo? ―pregunta sereno.

―¿Qué es lo que dicen, milord? ―respondo retirando los almohadones de la cama.

―¿Que me traicionas? ―gira y su mirada es severa, pero cambia un poco al ver mi atuendo.

―Tonterías ¿Me cree usted capaz de faltar a su nobleza y lealtad?

―No lo sé, milady, tú dímelo. ―arquea una ceja.

―Yo, yo... jamás le fallaría milord ―titubeo bajando mi cabeza  ―y lo sabe muy bien.

―¡Mientes! ― exclama abalanzandose a mi y su mirada es inquisitiva.

―Ellos lo dirán porque Arthur, ha frecuentado el castillo más seguido. Pero no es más que por cumplir con el trabajo que le has encargado milord ―respondo.

―¿Qué es lo que te atrae de él que no te pueda dar yo? ―se acerca más a mí.

―¡Ya basta! No toleraré más injurias de tu parte. ―giro para irme de la habitación.

Me toma del brazo fuertemente y me atrae hacia él.

―¡No me des la espalda cuando te hablo! Nunca pensé que tú, mi amada esposa, me sería infiel con un plebeyo... Que bajo has caído.

Sus palabras han cruzado el límite y lo abofeteo.

―¿Cómo osas golpearme? ―grita.

―Perdóname, milord... ―cubro mi boca. ―Nunca quise fallarte ―respondo con lágrimas en mis ojos.

―¿Por qué, milady? ¿¡POR QUÉ!? Si yo te he llenado de riquezas, te he dado lo que más has anhelado en esta vida. Te he dado un lugar solo para ti.

―¡No vale que me llenes de riquezas, milord! Si no estás a mi lado cuando más lo necesito. Solo rodeada de sirvientes ofreciéndome cosas. ¿Y tú? ¿Dónde estás cuando más necesito de ti? ¡Cuando aborté por accidente a nuestro hijo decidiste viajar e irte lejos y no estuviste ahí para consolarme! ―le he gritado estamos muy sumergidos en nuestros roles.

―¡Ya basta con eso! ¡Debes superarlo! ―Se gira y me da la espalda.

―¡No! Yo nunca te he sido infiel, milord. Debo admitir que los caballeros de la orden han notado tu ausencia y han decidido cortejarme ¡pero jamás he fornicado con ninguno de ellos! Te has olvidado de mí, me has dejado a la intemperie. Cada noche intento hacer algo para llamar tu atención y no lo percibes.

―¡Maldita sea! ¡Tú eres mía! ¡Eres mi mujer!

―Entonces, ¡Demuéstramelo! ―le he gritado de nuevo.

Él me toma fuertemente por la cintura y me mira a los ojos, una leve sonrisa se dibuja en sus labios y me besa, me besa con más pasión que antes. Sus besos devoran cada centímetro de mi boca. Yo entrelazo mis brazos en su cuello. Él me carga y me lleva hasta la cama y me tumba en ella. Me mira saboreando sus labios, toma mi corset a la mitad de mis pechos y lo abre con todas sus fuerzas. Eso genera un cosquilleo en mi vientre que me arquea. Lo ha deshecho por completo hasta mi pelvis, dejándome expuesta.

―Milord, quiero un hijo... deseo un hijo nuestro.

―Te haré un hijo, producto del amor que hay entre nosotros, milady. No olvides jamás que te amo, y no permitiré que ningún caballero de la orden ose pretenderte, eso nunca.

Nuevamente me invade a besos, me hace estremecer entre sus brazos. Él se apodera de mi ser por completo, soy suya mil veces, y esas mil veces se vuelven más intensas.

*Fin del Flash Back*

Vuelvo en sí y sonrío y me sonrojo con tan sólo recordar todo en nuestra luna de miel. Intenté comunicarme con su padre pero no fue posible. Aún así, contrate a un detective para que lo hiciera y yo, continúo esperando. Le haré una visita a mi esposo a su oficina.

Llamo a su puerta y escucho su voz.

―Adelante.

―Hola... ―digo sonriendo.

―Mi mujer ha venido a verme. ¿Sabes? Hoy estas radiante.

―Umm... ¿sí? ― antes de avanzar paso seguro a su puerta, me acerco a él y le doy un beso apasionado.

―Hmm... ¿qué tienes, princesa? Estas muy traviesa.

―Te extrañaba...

―Yo igual a ti... a pesar de estar a metros de distancia, te necesito a mi lado.

―Lo sé y yo más... ― me siento sobre sus piernas.

Él comienza a besarme intensamente y baja la cremallera de mi overol que llevo puesto sobre mi ropa común. Abre los botones de mi blusa y hunde su rostro entre mis pechos...

―Demonios, hueles divino. ―dice besando los alrededores de mis pechos.

Cambio de temperatura repentinamente y comienzo a sentir calor.

―¿Que tienes, Bulma? Estas muy caliente.

―Si... no se... siento mucho calor. ―digo entre gemidos mis manos están entrelazadas en su cuello.

De pronto involuntariamente me estoy moviendo en su pelvis y su miembro comienza a elevarse más de lo normal. Lo siento justo en mí.

―Deseo arrancar tu ropa que estorba aquí mismo ―me dice rasgando mi espalda.

―No... espera... ―digo entre jadeos mientras continúo el movimiento.

―Mujer, me estás volviendo loco, en serio ―dice intentando bajar mi overol pero estoy muy arraigada a él.

―Dios... Vegetaaaaa... ―jadeo.

Él se mueve para intentar un mejor contacto y me presiona fuerte los glúteos.

―Amor, déjame quitarte esto, quiero entrar en ti ―implora.

―Ah... De, mo, ni, osssss... ―gimo y mi movimiento es lento pero vigorizante.

―Amor... ―dice mientras me abraza muy fuerte.

Una convulsión me somete, es deliciosa e invade mi cuerpo y gimo sin parar de éxtasis.

―Bulma, ¿qué fue eso? Acabas de tener un orgasmo sin quitar tu ropa y sin...

―Si... ―lo interrumpo ―no sé qué me ocurre, Vegeta, te deseo... te deseo mucho... ―termino comiendo sus labios.

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Un Amor Inesperado en InviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora