Terminamos de desayunar y después de unos minutos, regresamos al auto para que pueda llevar a Amara a sus clases.
Era inevitable verla y no recordar la forma en que el agua caía en su cuerpo débil y caído en la regadera de esos vestidores, apenas consciente. Verla así me causó una rabia impotente, tan desprotegida.
La miraba de soslayo de vez en cuando, ella estaba concentrada en el camino que dejábamos fuera de la ventana. Su cabello en forma de delgadas mechas rozaba sus mejillas. Iba con las manos metidas en su sudadera, escuchando todos los pensamiento de su cabeza. Trataba de pensarla así, con su belleza irradial, solo así podía controlar las ganas de torturar al infeliz que le había echo daño.
Estaba seguro de dos cosas: encontraría al responsable de los juegos, y por último, protegería a Amara con mi vida. Había algo en mí que cada arteria, músculo y gota de sangre anhelaba ser la espada y escudo de ella. Siempre he estado acostumbrado a no tener el completo control de mi cuerpo, pero ahora era diferente, esto no se trataba de alguna forma de apaciguar una necesidad pero, solo verla me resultaba embriagante y no he podido resolver porqué. Quería verla caminando por las calles sin ninguna preocupación, siendo acariciado su cabello lacio por el viento fresco, con su aura pura y blanquezca.
En cuanto llegamos a la escuela, sentí que algo andaba mal.
Salimos del auto en medio del bullicio de la gente en el estacionamiento. Habían hojas, hojas y hojas pegadas por todo lados. Me acerqué a un árbol que había entre los alrededores del lugar.
"¿Lo has visto?"
Abajo estaba una foto que abarcaba la mitad de la hoja, la foto de un chico desaparecido, sonriendo, la foto de un chico que ahora estaba muerto.
Había una serie de datos en listados.
"Nombre: Cristopher Cox
Edad: 18 años
Características físicas: Alto de 1.80, rubio, tez clara con un lunar en el brazo derecho, ojos marrones.
Última vez visto: 4 de agosto"
El día de la fiesta, recordé.
Amara estaba a un lado de mí, sin nada en el rostro que me ayudara a leer su expresión. Consumía el papel con su mirada.
—Creo que debo de ir a clases —de inmediato fue hacia la cajuela del auto para abrir la puerta.
Me acerqué con rapidez para darle yo mismo su mochila, pero ella ya la había tomado de las correas, llendose accidentalmente con ella la manga de mi sudadera que había abajo, dejando a la vista una soga, tres de mis dagas con diferente mango amontonadas y unas vendas con alcohol y algodón.
Paró en seco al reparar las cosas y mirarme, como si fuera un completo extraño alejándose con un par de pasos. Quería decir algo, cualquier cosa lógica pero en vez de eso soltó la sudadera, se colgó su mochila mientras caminaba hacia la gente y se perdió.
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Solo es un poco de oscuridad
ParanormalSangre, luz y oscuridad reinaron entre el infierno y el cielo, con los gritos de guerra y agonía. Después de que las almas puras de los Arcángeles tomaran las llamas del infierno al ser los vencedores, obligan a los demonios a reencarnar en la Tier...