Capítulo 5

69 9 0
                                    

Fruncí el ceño ante aquella oferta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Fruncí el ceño ante aquella oferta.

—¿Seguro? Una extraña y un borracho, no puede ser una buena compañía.

—¡No estoy borracho! —exasperó Payton con una mueca.

—¿Una chica? ¿Sola? —volteó a ver a Payton —o maso menos. No es una buena combinación —entornó sus ojos —Y además, son las dos de la madrugada, el chico no está en condiciones de protegerte, o de caminar.

El varón frunció el ceño.

Tenía razón, ¿Qué iba hacer? ¿Cargar a Payton hasta la casa de mis tíos? Era ridículo. Pero ni siquiera lo conocía, aunque no se veía borracho, es una buena señal ¿O no?

Cómo la mayoría de esta fiesta pertenece al colegio, supongo que él es un estudiante, pero en realidad y ahora que lo pienso, creo que jamás lo he visto por ahí.

—Aunque sin problemas podríamos esperar hasta las tres —sonrió y unos hoyuelos aparecieron al lado de sus comisuras —O podría irme —señaló la fraternidad con su pulgar y retrocedió un poco.

Fue entonces cuando reaccioné.

—¡No! —me enderecé y carraspee —Tomaré la oferta.

No veo otra salida. Es o el extraño o un callejón desolado.

—Pero yo conduzco.

Él alzó una ceja con extrañeza.

—Así me aseguro de que llegue sana y a salvo, tú podrías llevarme a otro lado.

—¿Y después qué? —preguntó con tranquilidad.

—Uno imagina lo peor.

Es fácil hacerlo.

El chico asintió suavemente con una discreta sonrisa.

—Trato hecho.

Sonreí.

Mi mejor amigo perdió el equilibrio después de estar sorprendentemente callado por unos minutos, y antes de que cayera, con rapidez me incliné para atraparlo. El varón hizo lo mismo, lo tomó por los hombros y no pude evitar notar que estábamos a escasos centímetros de que nuestros dedos se rozaran.

Contuve la respiración y torpemente acomodé mi bolso en mi hombro cuando Payton estaba completamente de pie.

Sacudí mi cabeza y me sentí torpe. Lo olvidé por completo.

Le extendí mi mano.

—Amara Vólkov.

Ensanchó sus labios y asintió.

—Blake Carboné —tomó mi mano, pero casi de inmediato desapareció su sonrisa por completo. Los músculos de su cuello se hicieron visibles y con su quijada endurecida apartó su mano y miró hacia otro lado. Bajó su mirada.

Solo es un poco de oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora