La organización de cómo se llevaría acabo la salida estaba compuesta como pilar André, pero las cabezas más importante de la seguridad y comportamiento del alumnado eran de los tutores que iban y venían de cada zona para asegurar la educación que esperaban de nosotros.—No se alejen demasiado chicos. No queremos buscarlos después, queremos disfrutar de la experiencia —dijo en voz alta para todos el profesor Oliver.
Era un hombre joven en el mundo educativo y la mayoría de los alumnos lo clasificaban en el módulo de los maestros tranquilos y poco exigentes. Eso, por extraño que pareciera, le daba más poder de respeto entre nosotros. Como si apreciáramos los pocos profesores así.
—¿Quiéres investigar? ¿Caminar? Que valga la pena este viaje y mi mareo en el autobús.
Payton frecuentaba marearse en las trayectorias largas por carretera.
André y Blake acababan de irse a ayudar al siguiente grupo por el norte.
Ante los gritos exhaustivos del moreno, Blake me sonrió sin mostrar los dientes como despedida y siguió a André. Parecía cansado, y no de la forma tradicional. Tenía el mismo rostro frívolo de antes de que necesitara cazar, solo que no ha llegado a su peor punto. Deseaba que hubiera casado pronto, aquí no había mucha discreción.
No había mucha conversación entre ambos después de la plática de anoche y no habían muchas oportunidades que tomar con tanto movimiento, siendo apenas las once treinta de la mañana.
Sentía el impulso de hablar con Blake, sin saber que tema en realidad ocupar.
Más o menos, veinticinco chicos —en nuestra zona— estaban terminando o apunto de acabar de montar el techo que nos protegería de las amenazantes nubes grises y densas.
La tienda de acampar debía ser compartida mínimo con una persona para que todos pudieran alcanzar, también los chicos que solo querían dormir con la bolsa de dormir, todos sin excepciones. Las personas no tenían que preguntar con quién dormiríamos, el mundo sabía que no nos alejábamos mucho del otro. Era normal vernos juntos.
Sin importar cuánto intentaba ignorar la basflemia, las miradas que me dirigía Erick desde el autobús, eran tan pesadas que comenzaron a ser incómodas y sofocantes. Solo me miraba, observaba lo que hacía. Parecía que también guardaba cada movimiento.
Me hizo sentir desnuda.
¿Cuál era su problema? Tenía semanas que ni él ni yo nos dirigíamos una sola palabra. Nada. No quería saber nada de él. La última vez que habíamos encarado fue en la fiesta, amenazándome. Fue hasta ahora que recordé sus palabras frías, las cosas que se vinieron abarcaron toda mi cabeza después.
Tenía ganas de ir hasta él y preguntarle cuál era su jodido problema, pero sabía que o era lo que buscaba o iniciaría una discusión de la que no tenía ganas.
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Solo es un poco de oscuridad
ParanormalSangre, luz y oscuridad reinaron entre el infierno y el cielo, con los gritos de guerra y agonía. Después de que las almas puras de los Arcángeles tomaran las llamas del infierno al ser los vencedores, obligan a los demonios a reencarnar en la Tier...