Capitulo 34

19 2 0
                                    

El chico hizo girar los dos cuchillos en sus manos, caminando con orgullo a su contrincante exasperante, hambriento y desesperado por el primer movimiento que dio con torpeza y sin precisión

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

El chico hizo girar los dos cuchillos en sus manos, caminando con orgullo a su contrincante exasperante, hambriento y desesperado por el primer movimiento que dio con torpeza y sin precisión. Cox sin problema alejó su cabeza del filo e hizo un movimiento de muñeca a la altura del estómago del hombre, provocando un corte leve. 

El contrincante del rubio marcó su enfado con una mueca y corrió hacia él, para que Cristopher alzara ambos cuchillos para bloquear su corte y alejarlo con un empujón. 

Lancé un bufido y susurré a Blake que buscaría un baño, esperando que estuvieran decentes. Rió y me explicó dónde había unos cerca del bar. 

Ubiqué bien la posición de donde nos encontrábamos para regresar sin problema y caminé de regreso al bar. Pasando por el lateral izquierdo cruzando todas las mesas, había un pasillo que llevaba a dos puertas. Hasta había baños para cada sexo, que decencia tan inesperada me encontré.

Luego se fue mi pequeña felicidad al diferenciar al hombre que estaba frente a una de las puertas, con uno de las plantas de sus zapatos recargado en la pared, tranquilo, pareciendo como si por su cabeza no pasara nada, solo manteniendo la atención en la puerta de madera oscura. 

Giró al ver mi sombra acercarse y para mi sorpresa, sonrió al verme. 

—El faro de luz en un lugar como este ¿Quién lo diría?

Arrugué mi frente e intenté abrir la puerta, pero estaba el seguro puesto por lo que me vi obligada a esperar. 

—Tampoco te esperaba ver por aquí, Poul. 

Marcó su manzana de Adán con su risa, destellando sus ojos negros.

—Entonces no tienes la menor idea de quién soy.

—¿Acaso debo de saberlo? ¿Debe de ser de importancia para mi? —ataqué, sarcástica ante su arrogancia. 

—Creo que sería una buena idea, mi cielo. Una excelente idea, pero ahora me sorprende que después del triste suceso con tu hermana estarías postrada de la pena entre tus cobijas. 

El tono que usaba como si estuviera atacando me marcó desconfianza. ¿Qué le importa qué es lo que hago? ¿Cómo explicar que queríamos hablar con el chico que una vez enterramos?

—Tu eres su novio ¿no? ¿Notaste algo extraño de cuando la encontramos? 

—¿Yo era su novio? Que gracioso, no recuerdo muy bien esa término pero no, nada extraño.

Uní mis cejas en desagrado ante su burla. Burla hacia mi hermana, pero no era el lugar para salir descarrilada y menos por un hombrecillo así. Era una pérdida de tiempo. 

Por fin, la puerta se abrió y una mujer con cabello verde salió subiéndose el cierre. 

Cuando salí del baño, Poul seguía ahí, quería pasar de él pero me tomó de la cintura cuando estaba a su altura en dirección al pasillo y me hizo girar con tanta rapidez, que no noté en qué momento mi espalda pegó levemente con la pared. Los nervios se estrujaron en mi garganta al ver sus dos brazos encerrándome, sintiendo asfixio. 

Solo es un poco de oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora