Capitulo 38

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Empezaron a pasar por filas, como si se tratara de una eternidad

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Empezaron a pasar por filas, como si se tratara de una eternidad. 

Cuando tres de los chicos, uno entre ellos Payton, terminaron de ser revisados, el profesor anunció a los siguientes, sabiendo que ya era mi turno. 

—Vamos Amara, Zerek y Bárbara. 

Lamí mis labios y nos pusimos de pie. Payton pasando junto a mi con nerviosismo, queriendo ayudar desesperadamente pero sin saber ni cómo estaba el problema. 

Para mi buena suerte, me pusieron con el policía que se notaba a leguas que era un novato. Un varón de 1.70 centímetros. 

—Abra las piernas y brazos extendidos por favor —explicó. 

Con la quijada apretada hice lo que me pidió. Necesitaba actuar ya. Que me encontraran dos dagas en el mismo semestre podía merecer la expulsión, tal vez con cargos por portar un arma. 

Comenzó a palpar sus manos sobre mis hombros, bajando por mis costados. 

Respiré hondo. 

Se agachó para papar una pierna. 

—Le agradecería mucho que controlara sus manos oficial —expuse bruscamente. 

El policía se detuvo con preocupación, alzando su rostro. El salón dejó de respirar para no perderse ni un detalle.

—¡¿Puede alejar su cabeza de mi vagina?! 

Con susto se separó de mi, sin saber que hacer. 

—¡¿Qué demonios le está viendo?! —gritó Zerek alejándose del policía que lo revisaba pero ya captando la atención a la escena — ¡Sus ojos están arriba! ¡No en sus pechos! 

El oficial apretó los labios, confundido hasta la médula. 

—N-no, yo no estaba mirando nada. 

—¿Y encima miente sobre su agresión sexual? ¡Maldito!

Para mi sorpresa, Zerek se lanzó contra el hombre, propinándole un gancho derecho al rostro. 

Di tres pasos atrás con tropezones y en pocos segundos, el salón era un completo caos.

Zerek era demasiado fuerte
El policía que atacó no podía detenerlo. Sus palabras de ayer tuvieron mas sentido al ver la habilidad de quitarse de encima a los otros dos policías que intentaban quitarlo de su compañero, sin soltar al joven.

Los chicos del salón gritaban piroteando a Zerek por su hazaña y mientras todos contemplaban la escena acercándose y de pie, aproveché la ocasión para acercarme lo mejor que pude a Payton y lanzar arrastrando en el suelo la daga que llevaba. Sin balbucear pero con los ojos bien abiertos, la tomó y la colocó de inmediato en mi mochila. 

Cuando me aseguré que el cierre fuera cerrado, corrí hasta Zerek para intentar separarlo del policía. 

Obtuvimos una victoria pirrica. Aunque la daga no fue encontrada por la autoridad, se llevaron a Zerek a la comisaría y a mi me pusieron castigo en la escuela por golpear al profesor sin querer al intentar separar a Zerek, puesto que el profesor intentaba también ayudar sin mucho éxito. 

Solo es un poco de oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora