Cap. 29 ''Mariposas''

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Estábamos sentados en el jardín, tengo varios documentos en la mesa, ya que tengo que revisarlos para una firma que quiero conseguir. April se encuentra sentada de espalda hacia a mi, mirando como la luz de la tarde le da en su hermosa piel. Lleva puesto un vestido amarillo, que hacia perfecta combinación con su perfecta piel, tenia todo el pelo recogido, lo cual me permitía ver el abierto del vestido en su espalda, que dejaba que mi imaginación floreciera, imagino como mis dedos rosan esa parte de su cuerpo, mientras sus vellos se erizan, cuando algo me llega a la mente, el momento intimo que tuvimos esta mañana, como sus labios, encajaban perfectamente con los míos, lo rico que besa, y como hace perfecto el beso cuando muerde mi labio inferior, April están hermosa, y lo mejor de todo es que es mía, para siempre y nada podrá cambiar eso ¿ Por que?, bueno porque ella me ama, y no estoy loco, es la verdad, nadie la conoce mejor que yo, nadie puede conocerla mejor que su mejor amigo. Además April me ama, solo es que no tiene claro estos sentimiento hacia mi, solo necesita tranquilidad para pensar o mejor dicho estar conmigo para que se de cuenta, tranquilidad como en este momento, solo yo se como hacer que ella se sienta bien. Me acuerdo cuando éramos pequeños, amaba el olor de la tierra en la tarde, como los arboles tomaban vida con la presencia del sol, April lo ama.

- Pequeña, ¿te tomaste los medicamentos que el doctor te trajo? - Por un momento hubo un pequeño silencio hasta que April abrió los ojos y se voltio, hasta quedar su frente hacia mi.-

- ¿Que medicamentos Aidan? - la fulmine con la mirada, mientras ella agarraba el sórbete de su bebida, y lo mordía con los dientes, esta me guiña un ojo, y sopla su sórbete mientras hace que eso haga burbuja en su vaso, otra maña que no ah dejado, lo cual hace que todo sea perfecto, saber que ella no cambia recordar todo de ella, saber que hará, que pensara, la amo, en loquecida mente. Una mariposa viene volando y se posa justamente en su nariz, lo cual hace que sus ambos ojos se dirijan a su nariz, y la haga parecer tierna. April se estremece y agarra mi mano y la aprieta con fuerza.

- ¡Aidan, ayúdame! - Dijo en un fino susurro. Me detengo mientras acaricio mi barba de 3 días y la miro con mi emocionante cara de malvado.

- Mmm, deja me ver, es que es mejor que ese insectos te coma. - Da un brinco y sale gritando.

- ¡ Aidan, me mordió te lo juro, quítenlas, por favor ayúdame!. - Se pone a correr como una loca, por todo el jardín pensando que tenía mas mientras se rascaba la nariz, estoy muerto en carcajadas.

- April, no me digas que les temes a esa hermosa criatura.

- ¿Que si le temo?, ¡Estas loco!, me dan nervios, me ahahahahh...... - Empezó a sacudirse el vestido hasta el pelo, que dejo que el moño que llevaba puesto callera en sus hombros. - Me levanto del banco y me dirijo hacia ella.

- April.

- ¿Que?.. ¿Que tengo? - Puso otra ve sus ojos saltones. - pues quítamelo, Aidan ¡Ahora!

- Se quedó paralizada y apretó fuertemente los ojos, estoy que me cagó de risa, que patético y tierno a la misma vez.

- pues, tienes una en el pelo. - Me acerco más a ella.

- ¿En el pelo? - Se tenso más. - ¡Pues quítamelas!

- También, en tu espalda. - Me dirijo a su espalda y con mi dedo le rozo, lo cual hace que ésta se escandalice y de un brinco.

-¡Maldición solo te eh pedido que la quites! - Me dirijo al frente de ella, y le sostengo el brazo con delicadeza mientras mis dedos van rozando su piel hasta sostenerla de la cintura. Le levanto la mandíbula y ella abre los ojos, y sólo me mira asustada.

- No Te las puedo quitar April.

- ¿Cómo que no me las puedes quitar?

- No te las puedo quitar April, porque no se ven. No puedes verlas porque tienes miedo de sentirlas, porque eres muy orgullosa, y sabes bien que están ahí, pero quieres creer y engañarte a ti misma que no están, - Me aparto de ella y me dirijo al banco una vez mas, April solo se queda en misma posición.

- ¿Entonces no tengo nada verdad? - Tiro un fuerte suspiro y niego con la cabeza. Vuelve a su antigua posición, mientras se sostiene el pelo para volver a formárselo en un moño, esta frunce el seño y se levanta del asiento otra vez y se va enojada.

-April!, ¿cariño, ahora adonde vas? – Pregunte sin levantar mi vista de los documentos.

- Déjame Aidan. – Tan terca que me causa dolor de cabeza, pero así debo de amarla.

......

Tú siempre y para siempre serás míaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora