Cuatro

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Fred se había quedado en el estanque.

— ¿Qué es lo qué siento en ti? — preguntó su "subconsciente",  ese pequeño ser, que como demonio, habitaba cerca de él, y que lo vigilaba siempre —.

— No siento nada.

— Ese chico de antes te ha sorprendido.

— Sí, sólo eso.

Era como un mosquito muy molesto, pensaba Fred. Era pequeño y rosado pastel. Su cabello le cubría los ojos y tenía dientes puntiagudos.

— ¿Sólo eso? Me ha parecido algo más. Sé qué tú deseo de asesinar humanos, de llevarte sus almas crece en ti. El alma de ese chico, ¿era linda, no?

— No, no lo era. Dejame en paz.

Y se desvaneció.

Fred era un demonio.
Su trabajo era recolectar almas humanas. Pero se salia de las reglas y tomaba las que aún no debía tomar. Gam lo sabía.
Gam era ese pequeño ser que lo perseguía a veces, estaba asignado para él específicamente.

Respecto a los ojos de Fred, era algo realmente normal en aquellos días.
Una enfermedad "Demián" le decían por que hacia que las personas tuvieran los ojos como los demonios (Demián significa Demonio), y los hacía morir jóvenes en la mayoría de los casos.

Así que el azabache no tenía cuidado con que alguien viera sus ojos. Nadie se le acercaba por miedo a ser contagiado. Y cuando se les acercaban por compasión él se los comía, a sus almas, me refiero.

— En serio no siento nada... — repitió para sí mismo —.

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora