Treinta y cuatro

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Estaba muy molesto.
Él le había mostrado sus alas a Fred, ¿por qué él no había querido mostrarlas también?

Quizá había confiado muy rápido en el azabache.

Iba de regreso a casa, y al entrar su madre lo esperaba de brazos cruzados en la entrada; — ¿Dónde estabas?

Foxy salió de detrás de la mujer con el rostro cabizbajo; — Lo siento, creí que vendrías a casa y olvide pedirte mi lapicero, solo tengo uno.

Freddy miraba a su madre casi suplicante.
Estaba en problemas.

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora