Veinte

1K 131 14
                                    

Fred estaba el estanque, y miraba la pequeña casada que caía desde las rocas del otro extremo.

Sus ojos se cerraban, a veces odiaba no poder dormir, otras veces era una ventaja considerable.

Gam apareció de pronto a su lado, pequeño y rosado, como siempre; — ¿Y ahora qué crees que haces?

— Solo miro el agua.

— ¿No vamos a ir a trabajar?

Fred lo dudó un momento; — Quizá mañana.

— Por favor no me digas que estas esperando por ese chico castaño...

Fred no dijo nada, miro su reflejo en el agua que hacia pequeñas olas.
El árbol de detrás movió sus hojas con el viento e hizo ver al azabache como si tubiese alas, lo cual no le gusto nada.

Se estremeció, y se cambio de lugar.

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora