Ochenta y seis

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— ¿Estas seguiro de esto? — preguntó Fred, quien sin camisa se encontraba acorralando a Freddy en la cama de la cabaña.

Freddy levanto los brazos abrazándolo por el cuello, con una sonrisa angelical lo besó.

Lo besó con tanto amor que Fred dejó de sentirse en conflicto consigo mismo.

Se besaron de una forma delicada, las alas de Freddy le dio cobijo a ambos.
Poco a poco se deshicieron de sus ropas, hasta entregarse en cuerpo.

Porque sus almas se pertenecían hace mucho ya.

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora