Ochenta

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— Fred.

El mencionado estaba sentado sobre unas rocas. La laguna era tan pequeña que se había convertido en un estanque, sin razón aparente.

Levantó la mirada, la voz no la había reconocido, se había extrañado, pero no le había importado.

Frente a él estaba un hombre, sí pudiésemos llamarlo así. Su piel era ligeramente rosada, al igual que su cabello. Era alto y llevaba traje, se podían ver unos largos cuernos. Y la cola paseando por el aire, cual perro feliz.

— ¿Sí?

— Mi nombre es Gam. Necesito que me acompañe.

— Pues, estoy esperando a alguie...

— Su amigo el ángel no volverá.

Y el rostro de Fred se ensombreció.

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora