Setenta y cinco

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— ¿A qué te refieres? — preguntó Fred cuando Freddy se separó un poco de él.

— El otro día, tú me dijiste que yo era tu problema. — respondió el castaño —, Pensé que no podías ser mi amigo por que yo era un ángel, o que no me querías por la misma razón...

— Freddy...

— Espera. Necesito seguir. — dijo el castaño para dejarse caer en cuclillas abrazando sus rodillas —, Me molesté mucho, pero llegando a casa me di cuenta qué quizá tenías razón, y tu estás tanto tiempo en mi mente que tal vez es un problema. Eres un problema. Pero no me molesta.

El azabache lo miraba, sintiendo por primera vez la emoción de cada palabra que alguien le dirigía.
Extendió su mano para tomar la mejilla de Freddy, quien se dejo mimar sin oponerse.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, Fred se sorprendió un poco por eso, y se alteró; — Freddy, ¿qué sucede?

El castaño tomo la mano de su contrario presionando la contra su mejilla; — No me sueltes.

Susurró.

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora