Cinco

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Freddy llegó a casa, su madre estaba ahí seguramente haciendo comida, limpiando o viendo alguna novela de amor - desamor que tanto disfrutaba. 
Aun qué también practicaba esgrima, y cuando Freddy regresaba de clases la veía practicar en la sala con los muebles retirados.

— Mamá...

— ¿Freddy? — la mujer asomó la cabeza por la puerta de la cocina —, Llegaste, muy bien. ¿Quieres comer?

— Sí por favor. — camino hasta su cuarto a dejar su morral y regresó a la mesa —, Hoy vi a un chico con "Demián", enfermo, en el bosque.

La mujer no dijo nada, solo siguió con lo suyo.
Sirvió los platos y los puso en la mesa, se sentó dio gracias en silencio y comenzó a comer: — ¿Le hablaste?

— Sí, pero no sabía qué estaba enfermo.

— Bien no lo vuelvas a hacer. A menos de que sea necesario.

— Claro, no hay problema.

Bien se sabe que mientras más prohibido más deseado.
De verdad deseaba encontrarse de nuevo con el otro lado de un mundo al que no estaba acostumbrado, y eso lo volvía loco.

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora