Sesenta y siete

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Fred esperaba a Freddy y en aquella laguna, que por alguna extraña razón era cada vez mas pequeña.

— Hey.

Esa dulce voz, esa voz que tanto deseaba escuchar lo llamó desde la distancia, se giró y lo vio, yacía de pie en la orilla con su sonrisa se ángel.

— Freddy, creí que no vendrías.

El mencionado rió; — ¿Cómo podría no venir a verte, mi querido Fred?

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora