Treinta y dos

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Freddy salió de la escuela temprano y sin pensarlo siquiera se dirigió al bosque, dónde cómo era de costumbre se encontró con el azabache.

— ¡Fred! — gritó con energía y alegría el castaño, recibiendo de inmediato la atención del nombrado acompañado de una sonrisa.

— Freddy, hola, ¿no deberías estar en clases?

— Salí temprano.

— Ya veo.

El castaño se sentó junto al azabache y una conversación sobre el día de cada uno comenzó.
Fred le explicó un poco a Freddy como había encontrado la cabaña, como nunca nadie la había reclamado como propia y que no le importaba estar desterrado por qué no tenia buenos recuerdos de aquel lugar.

Mientras Freddy le explicó como su familia terminó en aquel pueblo después de caminar horas y horas desde un desierto.
Y qué él sabía que había hecho algo mal en el cielo (aunque no sabía qué), y por eso lo habían desterrado, aun que esa era una palabra algo fuerte, en realidad había sido enviado a la tierra para hacer las cosas bien, y que pensaba que era así.

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora