Noventa

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Salieron a caminar, parecía que nada importaba.

Ninguno se dio cuenta de que había terminado el destierro, y era hora de juzgarlos. De nuevo.

Como de costumbre iban directo al estanque, entre risas, besos, abrazos y miradas de amor que ya les hacia falta.

Caminaron y caminaron.

Ahí estaba Gam. En el estanque, de pie. Llevaba un traje negro y parecía ser colosalmente mas grande que cuando Freddy lo conoció. 

Se detuvieron, se dieron cuenta que no todo era color rosa.

— Freddy... — susurró Fred —, Vámonos...

Y el castaño, con una expresión que te daba entender miedo, asintió.

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora