Setenta y cuatro

983 123 12
                                    

— Freddy... — susurró el azabache moviendo el hombro del mencionado.

El castaño abrió de poco a poco los ojos hasta ver a quien lo había despertado, apenas estuvo consciente se abalanzó sobre el abrazándolo.

— ¡Tú también eres mi problema, Fred!

El azabache cayó de sentón hacia atrás con el castaño encima, abrió los ojos tan grandes que lagrimearon.
¿Qué acababa de pasar?

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora