Noventa y siete

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— Yo quiero estar con Fred. — habló Freddy quien estaba en la orilla del bosque con el ángel que le acompañaba, estaban esperando por alguien según el de la areola.

— Lo sé.

— ¿No hay forma de estar con él? ¿Ni una sola?

El ángel pensó por unos momentos; — No lo sé. Eso dependerá también de los seres de oscuridad, ellos castigaran a su ser como desean.

— ¿Castigar? — preguntó Freddy mirando al ángel —, ¿Cómo?

— Creo que lo enviaran al limbo.

Al limbo, jamás podría verlo de nuevo. Estaba aterrado.

Freddy pensó y pensó. Alguna idea que le ayudara a ver de nuevo a Fred. Pero no sólo una vez, algo que le ayudara a quedar se con el toda la vida.

Vivir juntos, afrontar juntos sus problemas, reírse juntos... Espera.
Problemas... Juntos.

— ¡Ya sé! — gritó Freddy casi con emoción —, ¡Quiero cargar con los pecados de Fred!

El ángel, quien había mantenido la vista en la lejanía y estaba serio, miró con confusión a Freddy.

Era posible cargar con los pecados de los demás, siempre y cuando no fuesen demasiados.

Fred era un demonio, ¿qué pecado no había cometido ya?

— Llamaré a Gam. Lo conversaremos, pero... — hablo el de la areola —, Sí cargas todo tú, al morir no podrás regresar al cielo. Irás al infierno.

Sin mis alas (Freddedy)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora