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Una luz bastante fuerte y molesta llego hasta los ojos del científico, Tony había entrado al laboratorio y a su paso prendió todas las luces.

Bruce se levantó confundido y cubrió sus ojos de esa luz, sacudió la cabeza intentando aclarar sus ideas y tallo sus párpados intentando aclarar su vista.

Tony recogió la vacía botella de whisky que se encontraba tirada a un lado del científico.

Con el ceño fruncido miró a su amigo.

—Supongo que la pregunta va de sobra pero, ¿Estás bien? Se puso en cuclillas para quedar a la altura de Bruce.

—Supongo. Asintió y se quejo al sentir su cabeza a punto de estallar.

—Una botella tú solo, algo debe estar pasando en esa cabeza. Estiro sus manos ayudándole a ponerse de pie.

—Estaba un poco aburrido y me pasé de copas. Mintió.

—Ya lo veo, ve a ducharte, dejamos tu desayuno en la cocina.

Bruce asintió y con una mano en la cabeza salió.

Una vez en el baño, introdujo un dedo hasta el fondo de su garganta intentando vómitar. Y lo logro.

Sintió como quemaba su garganta pero agradeció por la calma que comenzó a invadir su estómago.

Lavo su cara y sus dientes antes de caminar hasta su cama, una vez ahí sacó la nota y la guardo junto al resto.

La última nota.

Opto por pensar que había tomado la mejor decisión, al final, todo terminaría siendo un caos.

Porque vamos, tremendo problema se iba a armar cuando él intentara dominar.

Si tan solo pudiera evitar esos lapsos, en estos momentos estaría despertando junto a la pelirroja.

Salió para la cocina intentando sonreír, se encontró con Clint quien desayunaba junto a Steve, ambos lo miraron y sonrieron.

Él hizo lo mismo y los ignoro, ninguno le tomó mayor importancia, ese es el comportamiento habitual de Bruce.

—¿Se va? Creí que Nick ya no la mandaría a esas cosas. Comentó Steve.

—Ese era el trato pero al parecer ella prefiere irse de vuelta. Se encogió de hombros.

—¿Por? Yo creí que estaba bastante feliz aquí.

—Creí lo mismo Steve, incluso la veía más animada y de buen humor. Rió. Pero así es ella, no es de aquí ni de allá.

Bruce escucho la conversación, bueno, ella le mintió respecto a la misión.

Dejó la comida en el microondas y salió decidido.

La puerta de la habitación de la pelirroja se encontraba medio abierta, entró y la cerró a su paso.

Natasha se giro y lo miro con el ceño fruncido.

—¿Ahora que vienes a decir? Pregunto tranquila y siguió acomodando las cosas en su maleta.

—No te vayas, por favor. Ella rió.

—¿Y para que quieres que me quede? Lo miro y cruzo sus brazos a la altura del pecho. ¿Acaso no te basto con lo de anoche?

—Perdón, fui muy estúpido. Dio un par de pasos intentando acercarse pero ella alzó una mano para que se detuviera.

—No fuiste un estúpido, simplemente escogiste lo mejor para ti, y como ya te lo dije. Lo acepto.

—Lo mejor para mi eres tú. Intento hablar claro.

—¿Puedes parar por favor? Levanto un poco el tono. ¿Qué más quieres de mi, Banner?

—Todo. Se acercó un poco más pero ella retrocedió.

—Me hiciste creer que realmente te importaba y ayer soltaste eso de la nada decidiendo todo por mi, si necesitas escuchar que estoy hecha mierda. Hizo una pausa para calmar su respiración. Bueno, si Bruce, por primera vez alguien me rompió el corazón, y fuiste tú, felicidades, obtuviste todo de mi, ahora lárgate que tengo cosas que hacer.

Bruce negó con la cabeza y camino hasta quedar frente a ella ignorando por completo la mirada llena de odio de la pelirroja.

—¿Podemos hablar? Carraspeo un poco.

—No. No quiero escucharte.

—Debí explicarte mi problema. Acepto arrepentido.

—Demasiado tarde. Cerró la maleta y la puso en el piso lista para salir. Tengo que irme, ya me esperan.

El omega se puso frente a ella evitando que caminara.

—Cuando menos lo espero el instinto alfa que ahora está en mi cuerpo sale de la nada, y todo se vuelve un caos, incluyendo lo sexual. Por eso Betty me dejo. Agacho la mirada esperando a que la pelirroja hablara.

—Yo no soy Betty, yo no planeaba dejarte. Pudimos buscar soluciones juntos.

—No hay soluciones para eso, es lo único que quiero que entiendas. Apretó los ojos con fuerza conteniendo la desesperación que comenzó a sentir.

—Estaba dispuesta a adaptarme a todo. Rió. Incluso hubiera aceptado ser dominada, solo por estar contigo, pero el hubiera no existe, así que déjame en paz por favor. El pelinegro asintió y se hizo a un lado, decidió no hablar o terminaría llorando como un imbecil. Toma. Le extendió el pequeño block de notas que había comprado exclusivamente para escribir las notas que le daba. Ya no lo necesito más.

Camino hasta la puerta y salió azotando esta a su paso.

La vida le enseñó a Natasha que no se confía en nadie, y la primera vez que ella lo hizo, le fallaron. Bruce le fallo.

El omega se sento en la cama, miró la ahora semi vacía habitación, se sorprendió al descubrir lo rápido que había arruinado todo.

La pelirroja decidió no despedirse de nadie, lo me menos necesitaba era dar explicaciones. Subió a la camioneta y con un gesto vago saludo al chófer.

Un nudo se formó en su garganta en cuanto comenzó a alejarse de la torre. Todo plan quedó ahora en el olvido.

Sacó su móvil y tecleo un mensaje.

"Hola Billy, tengo una reservación para dos en la cabaña de siempre, quizá puedes ocuparla con tu novia, así no se pierde todo."

Apago el aparato y recargo su cabeza en el vidrio de la ventana, intentado pensar en otra cosa, pero le fue imposible.

En su mente sólo estaba un pequeño omega de rizos negros y aroma a café.

La risa de Bruce le taladraba los odios, su mente le estaba jugando muy mal.

¿Así se siente estar enamorada?

Quizá solo se siente así por la emoción de momento, quizá mañana por la mañana todo recuerdo junto al científico ya no exista más en su mente.

Quizá la frase de un clavo saca a otro clavo sea cierta.

Y quizá ella está noche la pondrá a prueba.


Aroma. (Brutasha)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora